Foto:AP 05 de agosto de 2005
Muñecos de cera con la piel literalmente derretida reproducen los primeros momentos del ataque que junto al de Nagasaki obligó a Japón a rendirse en la Segunda Guerra y logran transmitir un inevitable sentimiento de desolación.
Testimonios grabados en video de los supervivientes y un archivo sobre la guerra completan la condición de Hiroshima como la meca obligada de la peregrinación pacifista.