Bastaron 45 minutos para hacer llorar a una nación. Los seguidores de la Canarinha llenaron sus ojos de lágrimas con cada gol hasta llegar al llanto inconsolable en las tribunas del estadio Mineirao.
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Bastaron 45 minutos para hacer llorar a una nación. Los seguidores de la Canarinha llenaron sus ojos de lágrimas con cada gol hasta llegar al llanto inconsolable en las tribunas del estadio Mineirao.