Kenny Dalglish, con una sonrisa de oreja a oreja; Alex Ferguson, con cara de pocos amigos. Ese es el reflejo del que antaño era el Clásico de Inglaterra y ahora ha quedado reducido a la duda de cuántos goles será capaz de hacerle el Liverpool al Manchester United, de cómo de grande será la humillación entre un equipo como son los 'Reds' y un conjunto de jugadores, como son los 'Diablos Rojos' (4-0).