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12 días de paro en Venezuela

CARACAS (AP) .- La paralización convocada por la oposición venezolana entra en una fase crítica con el llamado a radicalizar las protestas para forzar la renuncia del presidente Hugo Chávez y por el inminente corte del suministro de combustibles y la amenaza de más despidos de trabajadores petroleros.

El conflicto entre oposición y oficialismo parece haber llegado a un punto de no retorno, donde los ánimos de ambas partes se caldean, mientras no se vislumbran avances en las negociaciones a 12 días de iniciado el paro.

El gobierno venezolano pidió el viernes ante el Consejo Permanente de la Organización de los Estados Americanos (OEA) apoyo para hallar una solución a la crisis, pero aclaró que no aceptará una salida electoral que no esté en el contexto de la constitución de su país.

Chávez denunció que un grupo de militares insurrectos, políticos opositores y dirigentes empresariales "golpistas" están detrás de "un intento de golpe más" en Venezuela.

La oposición clama la renuncia de Chávez y la realización de elecciones inmediatas.

"Vamos a denunciar ante el mundo con pruebas una vez más el atropello al que se está sometiendo al pueblo venezolano... Es una acción de ofensiva internacional de un gobierno que tiene canales abiertos con todos los gobiernos del mundo", declaró el mandatario a reporteros.

El gobierno estadounidense puso mayor presión sobre Chávez al hacer un llamado a elecciones anticipadas, alegando que es la única salida "viable pacífica" para la crisis política que atraviesa el país.

La Casa Blanca envió a Caracas al Secretario de Estado asistente adjunto, Thomas Shannon, quien luego de reunirse con el canciller Roy Chaderton, puso énfasis en la "necesidad de encontrar una solución en corto tiempo para evitar una crisis aún más profunda y más preocupante".

En la jornada del viernes, los simpatizantes oficialistas celebraron en las afueras del palacio presidencial los ocho meses del retorno de su líder al poder --después del fallido golpe del 11 de abril-- y de otro lado, la oposición realizó una marcha al este de Caracas en apoyo de la paralización.

Entusiastas venezolanos de todas las edades, en ambos bandos, se congregaron agitando banderas, tocando silbatos y cantando consignas, en un ambiente festivo característico de estas manifestaciones venezolanas, que sin embargo --según experiencias pasadas-- pueden degenerar en violencia en el momento menos pensado.

En un intento por controlar el paro que aqueja al país, el gobierno despidió a cuatro gerentes líderes de los trabajadores huelguistas de la gigantesca estatal Petróleos de Venezuela S.A. (PDVSA), donde según estimados, se están registrando pérdidas por 40 millones de dólares diarios.

Chávez incluso desafió a los huelguistas diciendo que si tiene que despedir al 80% de los trabajadores de PDVSA -- donde laboran 40.000 obreros-- lo hará sin miramientos y los reemplazará con técnicos traídos de otros países.

"La respuesta del gobierno a este clamor democrático y pacífico ha sido responder con violencia y represión. Muy equivocados están sí creen que van a doblegar las voluntades de los venezolanos", dijo Edgar Paredes, uno de los despedidos.

La escasez cada vez más perceptible de combustible y alimentos, debido al paro, contribuye a agravar la situación, pero el gobierno afirma que el suministro de combustible para el país está garantizado.

La tarde del jueves, Carlos Ortega, jefe de la Confederación de Trabajadores de Venezuela (CTV), llamó a la oposición a iniciar una "movilización combativa" y desobediencia civil permanente hasta lograr la salida de Chávez del poder y elecciones inmediatas.

El ministro del Interior Diosdado Cabello acusó a la oposición de estar "llamando a la violencia abiertamente".

Mientras, César Gaviria, secretario general OEA, hace denodados, pero hasta el momento vanos esfuerzos, para acercar las posiciones del gobierno y la oposición. Según Gaviria aún se está lejos de resolver la crisis.

"Si no encontramos una solución en la mesa, la calle va a ser el escenario de los dos sectores", advirtió Gaviria.

"Todos sabemos que en la calle hay mucha polarización, que los discursos de la calle son todos radicales y a veces no priva la ponderación", dijo.

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