Se dirigía al Grupo Especial cuando fue sorprendido por gatilleros profesionales que le dispararon con cuernos de chivo; recibió en su cuerpo más de 30 balazos
Torreón, Coah.- En lo que se presume es una venganza del narcotráfico, la mañana de ayer murió acribillado con aproximadamente 30 impactos de bala, Cipriano Floriano Navarrete, mejor conocido como “El Pescado”, quien fuera jefe de grupo de la Dirección General para la Investigación del Secuestro y Crimen Organizado (DGISCO).
Los hechos se dieron al salir de su casa en el fraccionamiento Satélite, fue interceptado por 4 gatilleros profesionales que lo “cazaron” con ráfagas de “Cuerno de Chivo”. Una niña de 4 años resultó lesionada por una esquirla. Fuentes policíacas presumen que el crimen se debió a revanchismo por parte de los capos del narco lagunero, que fue duramente combatido por el hoy occiso.
Todo ocurrió aproximadamente a las 10:06 horas, cuando Floriano Navarrete salió de su casa para dirigirse al cuartel del también llamado Grupo Especial. La unidad móvil a su cargo se hallaba estacionada frente a su domicilio, en calle Piscis No. 338 del fraccionamiento Satélite, a las afueras del jardín de niños “Adela Ayala Vaquera”.
Cuando abordó el vehículo oficial y se disponía a poner el encendido, se desató la balacera, tomándolo por sorpresa y siendo blanco de la lluvia de plomo que cuatro sicarios le disparaban desde la caja de una camioneta que pasaba por el lugar.
Días antes
Según versiones de algunos vecinos, recabadas por la Policía Ministerial, días antes se observaron rondar por el sector, varios vehículos que se consideraron sospechosos, indicando que éstos eran dos camionetas, una roja y otra blanca, con vidrios polarizados.
Al respecto se ignora si se hicieron reportes a la Policía Preventiva con el objeto que efectuara un rondín por el área, para que investigara la procedencia de los citados vehículos y sobre todo de sus ocupantes.
Se desata el infierno
De 36 años de edad, con una larga trayectoria dentro de las corporaciones policíacas en las cuales se hizo tanto de amigos como de enemigos, Cipriano Floriano Navarrete, “El Pescado”, se disponía a iniciar una nueva jornada de trabajo, luego que su esposa Miriam Martínez Martínez se despidiera para llevar a su pequeño hijo de 4 años a la escuela.
Tranquilo, como todas las mañanas, salió de su domicilio de calle Piscis No. 338 del fraccionamiento Satélite, ubicado frente al jardín de niños “Adela Ayala Vaquera”, afuera del cual estaba el vehículo oficial a su cargo, una camioneta Dodge Ram, modelo 2001, color blanco, placas EM-37-571, para dirigirse a las instalaciones de la DGISCO.
Subió y apenas cerró la portezuela cuando escuchó el chirriar de unos neumáticos al frenar otra camioneta que se detuvo casi frente a él, de donde cuatro sujetos con corte de pelo a la “fletap”, armados con rifles automáticos, comenzaron a dispararle desde la parte de atrás del vehículo, a una distancia aproximada de dos metros.
Cuando “El Pescado” quiso reaccionar para repeler el ataque, fue demasiado tarde, pues la lluvia de plomo atravesó el parabrisas por el lado derecho y lo alcanzó de lleno, hiriéndolo de muerte. Entre el cofre y parabrisas se contabilizaron unos 43 impactos.
Los gatilleros continuaron disparando sus armas AK-47, mejor conocidas como “Cuerno de Chivo”, a la vez que la camioneta en que iban avanzaba lentamente, entrando dos balas más por la ventanilla derecha y alrededor de 15 por el cristal trasero hacia el lugar del conductor, para luego retirarse a toda velocidad con rumbo desconocido.
Mientras esto ocurría, en el interior del jardín de niños “Adela Ayala Vaquera”, se registró el caos y la confusión, cuando alrededor de 50 pequeños se hallaban tomando sus clases en el patio escolar, por lo que las maestras trataban de proteger a los pequeños, quienes asustados y llorosos corrían despavoridos para refugiarse de las balas que zumbaban a su alrededor.
Karen, una niña de 4 años de edad, que cursa el segundo grado de preescolar, resultó lesionada en sedal (rozón) en el dedo pulgar del pie izquierdo. Luego de haber sido atendida en la Cruz Roja, salió a su domicilio, reportando su estado de salud, fuera de peligro.
Iban ocultos bajo unas puertas
De acuerdo a las primeras investigaciones realizadas por Fernando Ruiz Castañeda, agente en turno del Ministerio Público de Delitos Contra la Vida y la salud Personal, Mesa II, Coordinación “B”, los sicarios iban ocultos bajo unas puertas de madera que llevaban en la caja de la camioneta en mención, que según algunos vecinos, era blanca, de cabina y media y ya anteriormente se había visto por esa zona.
En los alrededores de la camioneta del agente caído, se recolectaron 50 casquillos, todos ellos del calibre 7.62X39, correspondientes a un rifle de asalto AK-47 o “Cuerno de Chivo”.
El cuerpo del infortunado elemento de la DGISCO, presentó múltiples heridas de bala, estimando que hayan sido poco más de 30 los impactos que recibió en ambos brazos, pecho y cabeza. Se le encontró recostado sobre su costado derecho, con el arma de cargo en la funda y su rifle, un AR-15, en el piso de la unidad policíaca, lo que prueba que no le dieron tiempo a defenderse.
Minutos después, en la escena del crimen, se dieron cita numerosos elementos de las diferentes corporaciones policíacas, tales como Seguridad Pública, Ministerial, Grupo Especial e incluso la Preventiva del Estado, desde donde se coordinaron para iniciar un fuerte operativo en la búsqueda de los asesinos del compañero agente.
Varias personas señalaron que policías uniformados “contaminaron” el lugar de los hechos, cuando al llegar, levantaron los casquillos esparcidos por la cinta asfáltica y los llevaron hasta las afueras del jardín de niños, por lo que se llegó a especular que uno de los homicidas bajó del vehículo para darle varios tiros de gracia a Cipriano, acercándose hasta la ventanilla izquierda de la unidad oficial.
Fue por venganza
Fuentes policíacas manifestaron que este asesinato, se debe a la respuesta de los capos del narcotráfico que resultaron afectados con los diversos arrestos que llevó al cabo Floriano Navarrete, entre los que se cuentan el de Sabino Burciaga Gutiérrez y José Rodolfo del Río Orihuela, alias “El Chompe”.
Con un largo historial dentro de su trayectoria como agente policíaco, “El Pescado” se le calificó en el bajo mundo como el azote de “puchadores” y distribuidores de droga, toda vez que su vasta experiencia en el medio, le ayudó para efectuar detenciones de gente poderosa ligada con el narcotráfico.
Entre esas capturas se mencionan dos de las más recientes que fueron las de Sabino Burciaga Gutiérrez, el pasado 26 de junio del presente año, cuando en compañía de Jorge Alejandro Guzmán Torres, José Juan Rangel de la Cerda y José Luis Cervantes Rayas, llevaba un ladrillo de cocaína, 15 bolas con piedras de cocaína, 2 bolsas cerradas con el mismo enervante, siendo en total, 1.6 kilogramos.
Posteriormente, el 23 de septiembre, también del presente año, José Rodolfo del Río Orihuela, “El Chompe”, a quien se le llegó apodar el Zar de la Droga de la Alianza, fue aprehendido mediante un ordenamiento de un juez federal. En esta acción participó Floriano Navarrete.