El Siglo-AEE
México, DF.- La renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) en materia agropecuaria sólo podría ?acarrear el riesgo de perder mucho de lo ganado en otros sectores?, advierte el Centro de Estudios Económicos del Sector Privado (CEESP).
Sin tener un perfil social tan delicado como la agricultura, otras industrias, como la automotriz, podrían verse afectadas y perder los beneficios y las aportaciones que ha realizado a la economía mexicana, ante la eventual intención de revisar la apertura de la actividad agropecuaria a partir de enero de 2003.
Aunque resulta loable, el jefe del Ejecutivo no debe ceder a presiones y distinguir claramente entre una política agroalimentaria y acciones de rescate al campo, las cuales sólo abrirían el riesgo de perpetuar ?políticas proteccionistas y clientelares como las registradas en las últimas siete décadas?.
?Este tipo de mecanismos sólo ha ampliado las diferencias entre los campesinos pobres de zonas agrícolas marginales de baja productividad y aquellos que trabajan con técnicas modernas, las tierras que disponen de agua para riego y logran elevada productividad?, destaca el análisis semanal del CEESP.
El organismo del sector privado asegura que antes del TLCAN el país ya tenía la necesidad de importar granos en regiones en las que predominaba la siembra de ?temporal?, además de las zonas de consumo que estaban alejadas de las áreas productoras, donde resulta más rentable importar que consumir la producción agrícola doméstica.
?El problema real en este asunto surge cuando se combina esta necesidad con prácticas corruptas y eluden la vigilancia aduanal para realizar importaciones ilegales que sí depredan precios y por lo tanto los ingresos de los trabajadores del campo, en especial, en aquellos sectores menos productivos?, explica.
Sin dejar de reconocer la necesidad de establecer algunas medidas de protección, ?que no proteccionistas?, es poco real pensar que la reapertura del TLCAN pueda resolver el problema de la autosuficiencia o dependencia alimentaria que tiene México porque está demostrado que ningún país puede producir todo lo que necesita.
Finalmente, el CEESP se refiera a la conveniencia de impulsar políticas públicas en sectores como la electrónica y la informática, en donde la sobrerregulación y la ineficiencia de mercados proveedores genera serios problemas de competitividad.
De mantenerse esta dinámica, los empleos perdidos y la inversión cancelada en este sector podrían sobrepasar los registrados en la industria agrícola.