WASHINGTON (Reuters) -- Los hijos de mujeres que consumen alcohol durante el embarazo pueden experimentar deficiencias en el crecimiento hasta los 14 años, dijeron investigadores de Estados Unidos.
Incluso un solo trago al día, que en el pasado se creía que no presentaba riesgos, podría repercutir posteriormente en la adolescencia de un niño y también en la edad adulta, según el equipo de la Universidad de Pittsburgh que publicó el miércoles los resultados de su estudio en la edición de octubre de la revista Alcoholism: Clinical and Experimental Research.
"Los niños de madres que tomaron al menos un trago diario durante el primer trimestre del embarazo pesaron hasta siete kilos menos, como promedio, que los niños no expuestos" al alcohol, dijo Nancy Day, epidemióloga que dirigió el estudio.
Este es el primer estudio con un grupo representativo que muestra que el daño causado incluso por el consumo moderado de alcohol durante el embarazo repercute en la adolescencia, y es uno de los pocos en establecer que consumir poco alcohol puede tener un efecto apreciable en etapas de la vida.
"No me sorprendió que halláramos deficiencia del crecimiento porque esto se manifestó durante todo el estudio", dijo Day. "Lo que me llamó la atención fue hallarlo después de la pubertad".
Se sabe que los bebés pequeños de madres que han bebido alcohol durante el embarazo presentan una deficiencia en el crecimiento y a veces dificultades del aprendizaje, pero se creía que los cambios en el crecimiento que ocurren durante la pubertad ayudarían a los niños a superar estas deficiencias.
Day manifestó que si las diferencias persistían hasta la adolescencia, probablemente se extenderían también a la edad adulta.
"El mensaje está claro: las embarazadas no pueden arriesgarse en absoluto a tomar alcohol", recalcó la investigadora.
"No hay un grado de seguridad. No se debe beber durante el embarazo. Si está considerando quedar embarazada, no beba tampoco", añadió.
Day hizo un seguimiento en su estudio de 565 mujeres que asistían a una clínica prenatal en Pittsburgh, Estados Unidos. Todas las participantes tenían bajos ingresos económicos, pero estaban lo suficientemente preocupadas por su salud como para asistir a dicha clínica.
Los investigadores realizaron el seguimiento a partir del cuarto mes de embarazo y estudiaron a los hijos hasta los 14 años. El equipo de Day visitó a las familias y entrevistó a las madres y a los niños en persona.
La investigadora manifestó que los hallazgos eran cifras promedio y que no todos los niños experimentaron una deficiencia en el crecimiento. Asimismo, la mayoría de los cambios estaban comprendidos entre los que se consideraba propios de un normal crecimiento en los niños.
"Esta es una población típica de bajos ingresos. Tenemos algunos niños de más de 150 lbs y algunos son muy bajitos y delgados", dijo Day.
Los hallazgos sólo incluyeron datos sobre los estudios físicos de los niños, pero la investigadora indicó que su equipo estaba preparando datos sobre las deficiencias en el aprendizaje, el coeficiente de inteligencia, el rendimiento académico y la conducta.