Entre la diversidad de trastornos que se manifiestan durante el climaterio, lo más angustiante es no saber qué seguirá. Desde nuestra perspectiva de clínicos conocemos las bases teóricas, fisiológicas y endocrinas de los bochornos, la dispareunia, las cefaleas porque constituyen alteraciones relativamente fáciles de comprender, pero los síntomas del climaterio no son sólo eso, sino algo más, son una sensación de incertidumbre, extrañeza, incomodidad.
“Si supiera que en la noche se sufren bochornos, que por las mañanas duele la cabeza o que el malestar equis ocurre después de comer, una podría estar mentalmente prevenida, pero no sucede así. Después de días en que no sucede nada, en mitad de una reunión llega un terrible bochorno, que verdaderamente la abochorna a una porque siente que todas las miradas se le vienen encima. Pasan algunos minutos y viene una descompostura estomacal. ¿Por qué, cómo?”. Porque está usted en el climaterio, señora, le explicamos “sabiamente” a nuestra paciente tratando de lograr su tranquilidad y comprensión de los males que la aquejan.
Una vez advertida de que todo lo que le sucede es consecuencia del climaterio, tratamos de reconfortar a nuestra paciente y le decimos de frente, viéndola a los ojos: para evitar que cuando llegue a los 65 años vaya usted a sufrir alguna fractura de los huesos debida a la osteoporosis, se vaya a enfermar del corazón o aumente sus susceptibilidades a la enfermedad de Alzheimer, le voy a prescribir estrógeno. Debo aclararle que le estoy prescribiendo un régimen combinado que evita la proliferación del endometrio (expresión que cualquier mujer debe entender), aunque debemos estar atentos ante la más mínima sospecha de un cáncer de mama. Sin duda (¿) la explicación es por demás tranquilizadora.
Entender a las pacientes debe ser uno de nuestros objetivos primarios, tan valioso como lograr que ellas comprendan las indicaciones y recomendaciones que les hacemos. La paciente, en el climaterio, sobre todo durante la perimenopausia, busca en el médico ginecobstetra no sólo ayuda y alivio a sus síntomas, quiere: ser escuchada y salir del consultorio con sus dudas resueltas en relación con lo que le sucede a su cuerpo y a su espíritu.
La clínica del climaterio es en verdad interesante, abundante en matices, rica en posibilidades de estudio y en oportunidades para ejercer la medicina paliativa, así como para llevar a la práctica el más ambicioso proyecto de nuestra profesión: la medicina preventiva.