Angangueo.- Los habitantes del estado mexicano de Michoacán empezaron a recibir la visita anual de las almas de sus antepasados, que, según la tradición, adquieren la forma de las mariposas monarca.
Como cada año desde tiempos ancestrales, estas mariposas recorren más de 4.000 kilómetros huyendo de los fríos del sur de Canadá para refugiarse en los bosques de oyameles y pinos de Michoacán y del estado de México, en el centro del país.
Según la tradición de los indígenas mazahua y otomí que habitan desde hace siglos los bosques de Michoacán, las monarca son las almas de sus antepasados.
Germán Medina, nacido en Angangueo y guía turístico local, explicó a EFE que la llegada de las mariposas, alrededor del 2 de noviembre, coincide con el Día de los Difuntos.
Por este motivo, los habitantes de esta pequeña comunidad enclavada en los bosques de Michoacán, desde la que se accede a las principales "residencias" invernales de las monarcas, creían que sus "muertitos" acudían cada año a visitarles disfrazados de mariposas.
Los pobladores de Angangueo están acostumbrados a presenciar el espectáculo que ofrecen entre noviembre y marzo estos insectos, que inundan con sus colores naranja, blanco y negro los bosques de la región.
Sin embargo, desde que el Gobierno declaró en 1986 como reserva natural la zona que habitan las mariposas, símbolo del Tratado de Libre Comercio de América del Norte entre México, Estados Unidos y Canadá, su refugio de invierno se ha convertido en un atractivo turístico.
En el 2000, las autoridades ampliaron de 16.110 a las 56.259 hectáreas la zona protegida de las monarcas, dividida en cinco "santuarios" (reservas), y decretaron estrictas medidas para garantizar su preservación.
Entre otras cosas, crearon un fondo de seis millones de dólares -cinco de ellos aportados por la multinacional informática Hewlet Packard- para compensar a los propietarios de terrenos enclavados en la reserva natural y evitar la tala indiscriminada de árboles, que pone en peligro a los insectos.
Según Marco Antonio Bernal, director de la Reserva de la Biosfera de la Mariposa Monarca, esta cantidad es insuficiente, "porque gracias a los campesinos, todavía tenemos bosques".
El funcionario explicó a EFE que este año se tomarán medidas más severas que nunca para proteger a estos lepidópteros, como una operación de vigilancia integrado por unos 150 voluntarios y alrededor de medio millar de agentes federales y estatales.
Además, las personas que atenten contra el hábitat de las monarca tirando basura, haciendo ruidos estridentes o talando árboles, deberán pagar multas que van desde los 860 hasta los 50.000 pesos (de 86 a 5.000 dólares) e incluso podrían ser sancionados con nueve años de prisión.
Bernal indicó que se espera que este año unas 400.000 personas acudan a visitar a las mariposas procedentes de Canadá, cuyas hijas y nietas, emprenderán, a fines de marzo, el viaje de retorno.
Según el responsable de la Reserva, entre 150 y 200 millones de insectos inundarán los cinco "santuarios", que con temperaturas entre los 9 y los 25 grados centígrados y situados entre 2.800 y 3.300 metros por encima del mar ofrecen a las monarcas las condiciones ideales para pasar el invierno y reproducirse.
Bernal admitió que las mariposas empezaron a llegar este año más tarde de lo habitual a su refugio invernal por culpa de los huracanes que azotaron las costas del Pacífico.
Ante esta situación, las autoridades tuvieron que atrasar hasta el 27 de noviembre el inicio oficial de la temporada de las mariposas, que pesan un gramo y se desplazan a una velocidad de entre 15 y 45 kilómetros por hora.
De momento, es necesario recorrer más de un kilómetro a pie montaña arriba para ver las primeras "comunidades" de insectos, que se han empezado a instalar en la parte alta del "santuario" El Rosario, próximo a Angangueo.
"El Rosario es como el aeropuerto internacional de las monarcas. Aquí llegan desde Canadá antes de ir a los otros santuarios y se reúnen para emprender luego el regreso", explicó Germán Medina.
EFE