FRANCISCO I. MADERO, COAH.- El uso de las anfetaminas como drogas puede causar serios trastornos al sistema nervioso, pues tienen efectos estimulantes semejantes a la cocaína, afirmó, Luis Rey Pérez Salazar, integrante del Comité Regional de Salud.
Las anfetaminas, dijo el funcionario, son sustancias preparadas originalmente para uso medicinal, pero en la actualidad los médicos han dejado de prescribir porque son altamente adictivas. Afectan el sistema nervioso central y tienen efectos estimulantes semejantes a los de la cocaína.
Este tipo de drogas, agregó, producen un estado de alerta junto con diversas reacciones en la percepción del hombre y el cansancio. El consumo se puede realizar de diversas manera: ingiriéndolas, fumando, inhalando e inyectándolas.
Los efectos inmediatos del consumo de anfetaminas son: En dosis pequeñas hacen que el individuo se sienta lleno de energía, alerta y poderoso. Su comportamiento puede resultar violento, provocador e intimidatorio y, al ver reducida su percepción del cansancio y el hambre pueden ocurrir trastornos por extenuación al no dar al organismo el reposo que requiere.
En grandes dosis pueden causar irregularidades en el ritmo del corazón, convulsiones y estado de coma, pudiéndose llegar a la muerte por falla respiratoria o cardiaca. El consumo de anfetaminas por vía intravenosa incrementa la posibilidad de infecciones, así como de contagio en enfermedades como Hepatitis y Sida, esto si se comparten jeringas con otros consumidores.
Las consecuencias de consumo reiterado pueden provocar reacciones anormales y asumir tareas repetitivas, como desarmar y armar alguna maquinaria, o bien escarbar su piel buscando insectos imaginarios. Después de un tiempo bajo los efectos de la droga se alcanza un agotamiento que lleva al estado de torpeza y adormecimiento, al que puede seguir un sueño largo y profundo.
Al despertar presentan una profunda depresión que en algunos casos puede llevar al suicidio. Las sensaciones que se buscan al usar las anfetaminas disminuyen cuando el consumo es crónico, por lo que los consumidores tienen la necesidad de aumentar la dosis para alcanzar los efectos deseados.
El consumo prolongado, además de desarrollar una fuerte dependencia, puede facilitar la aparición de trastornos mentales como la psicosis, presentándose temores infundados y en algunas ocasiones delirio de persecución, asimismo, se pueden experimentar ilusiones y oír voces.
Por lo general el consumidor crónico pierde interés por lo que le rodea, su familia y su cuidado personal, lo que es especialmente peligroso en madres de pequeños, pues dificulta que les brinden el cuidado y la atención requeridos.
El grupo social también se ve afectado por los consumidores de anfetaminas, pues impactan en la seguridad y el bienestar de la comunidad porque se presentan más accidentes, en especial en el hogar, así como de tránsito y actos de violencia.