El anuncio hecho por el alcalde Javier Garza de la Garza, en el sentido de que su administración contraerá un adeudo con el Banco Nacional de Obras y Servicios Públicos para consolidar los pasivos del ayuntamiento de Torreón, es preocupante. Lo anterior porque se hace a punto de concluir su gestión como Alcalde y sobre todo, porque contradice a la misma fuente que hace apenas tres o cuatro semanas, festinaba el estado de las finanzas del municipio como “más sano que nunca”.
Esta contradicción indica que el Presidente municipal faltó a la verdad en aquel momento o lo hace en éste, de cara a la transferencia del mando a un equipo de gobierno que proviene de un partido diverso. Lo anterior causa malestar en el ánimo de la ciudadanía, que sospecha que a la próxima administración se le ponen piedras en el camino aun antes de iniciar, lo que no es válido en función de la expresión popular dada en las urnas y de acuerdo a los tiempos que corren.
Hace menos de un mes el propio Alcalde, hizo hincapié en que la actual administración redujo la deuda pública e incluso, llegó a presumir que entregaría en ceros el rubro en cuestión “a pesar de la reducción de las participaciones federales”. Por ello se espera del ayuntamiento en funciones una explicación satisfactoria, pues don Javier debe ser el primer interesado en no pasar a la historia de Torreón, como el Alcalde que en cuatro meses cambió el signo de la economía municipal de positivo a negativo.
El desconcierto que provoca este repentino cambio de actitud, obliga a informar respecto a que Torreón esté recibiendo las participaciones federales que le corresponden y que conforme a la Ley de Coordinación Fiscal deben ser entregadas al municipio a través del Gobierno del estado, como resultado de aplicar una fórmula matemática. En esa virtud, corresponde a las actuales autoridades de estado y municipio justificar las operaciones respectivas, de cara a la ciudadanía.