Santiago, (Notimex).- La profesora argentina Cristina Gutiérrez, quien reside en Estados Unidos y acaba de adoptar a tres niñas rusas por Internet, creó un sitio web donde asesora a las personas que desean recurrir a la adopción a través de la red.
Gutiérrez montó su propia página de Internet (http://www.copernico.org), donde ofrece, de manera gratuita, asesoramiento legal, gestoría y tramitación de visados, y hasta una traductora de ruso, destacó esta semana el diario argentino Clarín.
La mujer es maestra y dueña de un colegio en Buenos Aires, aunque ahora está radicada en la Florida, Estados Unidos, donde vive con sus hijas rusas de 14, 12 y 10 años de edad, adoptadas en la red de Internet.
Dos de las niñas son hermanas y, según su madre, "se adaptaron perfectamente" a la nueva vida, razón por la cual Gutiérrez decidió crear un portal donde asesora a personas que quieren adoptar niños en Internet, por las vías legales.
Las niñas Angeles, Carolina y Margarita (como son ahora sus nombres), llegaron el año pasado a la vida de Gutiérrez, de 47 años de edad y divorciada, quien durante varios años tramitó la adopción en Argentina, sin resultados fructíferos.
La adopción fue gestionada por una agencia que opera en Internet y Gutiérrez sólo debió pagar 30 mil dólares en trámites y otros gastos, la mayor parte ocasionados por sus viajes voluntarios a Rusia.
"No encuentro que adoptar tenga formas tradicionales o no, la diferencia está en la legalidad y la adopción internacional es una variante legal que no hace más que beneficiar a los chicos", aseguró Gutiérrez.
La educadora, sin embargo, admite que la adopción internacional es una práctica cuestionada y que genera grandes polémicas, porque la legislación varía de país en país.
En 1999, Gutiérrez (por entonces ya divorciada) inició el trámite para obtener la tenencia de una niña en Argentina, pero unos meses después advirtió que su avance era mínimo y empezó su búsqueda por Internet.
Unas pocas horas de conexión le bastaron para dar con los sitios de agencias dedicadas a la adopción internacional y envió e-mails a medio centenar de agencias "on line" (en línea), donde recibió casi una veintena de respuestas.
Descubrió luego que algunos de los sitios rechazaban a aspirantes extranjeros, y que otros desconfiaban en Argentina como país receptor, aunque la legislación rusa aún permitía a las agencias de adopción virtual publicar fotografías y videos de los niños.
Esa "facilidad", que ahora está prohibida en Rusia pero sigue vigente en otros países como Camboya o Guatemala, le permitió a Gutiérrez "conocer" a la primera de las tres niñas que luego adoptaría.
"Cuando vi a Margarita, que por entonces tenía 10 años, supe que iba a ser mi hija, estaba ahí, toda sonrisa, y eso fue lo que me decidió, uno los ve y sabe cuál será su hijo, no sé cómo sucede, simplemente sucede", recordó.
La maestra envió sus datos personales, requisito indispensable para ser autorizada a visitar el orfanato donde vivía Margarita, en Krasnodar provincia de Kuvan, a unas tres horas de vuelo al sur de Moscú.
A las dos semanas la u eass gros y ustaba, qué hacían en la escuela y cuáles eran sus juguetes preferidos.
"La finalidad de estas películas (video-catálogos) es que el interesado evalúe cómo se desenvuelve el niño y cuál es su grado de desarrollo, cuando vi el primer video de Margarita, conocí a Sveta (hoy Angeles) y decidí adoptarlas a las dos", señaló.
La pedagoga viajó por primera vez a Rusia para firmar un convenio con la agencia de adopción y entrevistarse con el Consejo Nacional de Minoridad y Familia ruso, y a su regreso, gestionó otros documentos, entre ellos un permiso de adopción internacional.
En enero del año 2000 viajó por segunda vez a Rusia, donde se estima que hay cuatro millones de niños esperando ser adoptados, para llevar sus informes y retirar a las niñas, pero descubrió que Sveta tenía una hermana mayor y decidió adoptar a la otra niña, Carolina.