Reuters
Ramallah, Cisjordania.- Tanques israelíes irrumpieron ayer en instalaciones del presidente de la Autoridad Palestina, Yasser Arafat, en Ramallah, horas después de un atentado suicida que dejó cinco muertos en Tel Aviv La explosión de Tel Aviv ocurrió después de otra el miércoles en el norte de Israel, que mató a un policía israelí y puso fin a una tregua de seis semanas en los atentados suicidas, generando temores de una nueva ola de ataques y alejando nuevamente las esperanzas de paz.
Horas después del atentado del jueves —que hirió a unas 50 personas y dispersó restos humanos en una concurrida calle— asistentes de Arafat informaron que los tanques israelíes habían atacado sus instalaciones en Ramallah con ametralladoras pesadas.
Yasser Arafat
resultó ileso
“Hay tanques y ‘jeeps’ dentro del complejo y alrededor de nuestra oficina por todas partes. Hay un intenso tiroteo. Dos de nuestros hombres han sido heridos, pero el presidente está bien”, dijo uno de los guardaespaldas de Arafat por teléfono desde el interior del edificio.
El jefe dijo desde la ciudad cisjordana de Jericó, que Arafat lo llamó por teléfono desde sus oficinas en Ramallah, el principal centro político y comercial palestino, situado a 20 kilómetros al norte de Jerusalén.
“Tememos que entrarán en la oficina del presidente”, dijo. Algunos legisladores israelíes pidieron al ejército que derroque a Arafat y lo destierre de las áreas palestinas, pero el primer ministro Ariel Sharon aún no ha exigido su destitución, aparentemente por presiones de Estados Unidos y la Unión Europea.
Acusaciones de Israel contra Arafat
Israel acusa a Arafat de hacer poco por prevenir que los militantes lleven a cabo atentados suicidas y otros ataques contra israelíes en un levantamiento contra la ocupación israelí en Cisjordania y la Franja de Gaza que comenzó en septiembre del 2000.
Al menos 1,545 palestinos y 594 israelíes han muerto en casi dos años de violencia.
En otro incidente ocurrido el jueves, fuentes palestinas de hospitales dijeron que un niño de 10 años fue hallado muerto, con una herida en el pecho, en el poblado cisjordano de Al-Bireh, después de que testigos reportaron disparos del ejército israelí en el área. El ejército no ha comentado sobre este incidente.
En Tel Aviv, las ambulancias se dirigieron a toda velocidad a la calle Allenby, donde el autobús estalló cerca de cafés y restaurantes y la principal sinagoga del centro comercial de Israel.
“Escuché una enorme explosión. Corrí afuera del restaurante y vi a la gente tratado de salir del autobús, saltando por las ventanas, cubiertos de sangre.
Vi a soldados y mujeres cubiertas con sangre, gritando y llorando”, dijo Ofer Menachem, al pasar por el lugar donde ocurrió el atentado.
Israel acusó del atentado a Arafat y a la Autoridad Palestina, cuya posición ha sido socavada por la negativa de grupos islámicos de obedecer a su solicitud de poner fin a los ataques suicidas.
Miembros de los movimientos militantes Hamas y Yihad Islámica recibieron con beneplácito la noticia del ataque y dijeron que reflejaba la voluntad palestina de luchar contra la ocupación israelí, a pesar del control militar del estado judío.
En la Casa Blanca, el presidente estadounidense, George W.Bush, dijo: “Condenamos enérgicamente el terrorismo (...) Todas las partes deben hacer todo lo que puedan para rechazar y detener la violencia”.