Moscú, 27 dic (EFE).- Cinco personas fueron rescatadas con vida de entre los escombros de la sede del Gobierno chechén pro ruso en Grozni, destruido hoy en un doble ataque suicida que causó la muerte de al menos 46 personas, según indicaron las autoridades.
Víctor Beltsov, vicejefe de prensa del ministerio de Situaciones de Emergencia ruso, indicó a la agencia Interfax que al menos 46 personas murieron en la explosión y otras 76 recibieron heridas en el ataque terrorista.
El portavoz señaló que otras cinco personas habían sido rescatadas con vida de entre las ruinas del edificio, destruido por dos vehículos cargados de explosivos que hicieron estallar al menos dos comandos suicidas chechenes, según las autoridades rusas.
Otras fuentes extraoficiales citadas por la agencia Iar-Tass elevaron el número de muertos a 70 y el de heridos a más de 130.
Veinte de los heridos se encuentran hospitalizados en condiciones muy graves, indicaron fuentes médicas.
En el edificio se encontraban al menos 200 personas cuando se produjo el atentado, perpetrado con un camión y un vehículo todo terreno cargados con más de una tonelada de explosivos.
Según testigos, los vehículos explosionaron a diez metros del edificio y dejaron un cráter de diez metros de profundidad y quince de diámetro.
Algunas instalaciones situadas a medio kilómetro del epicentro de las explosiones resultaron también dañadas.
El primer viceministro de Situaciones de Emergencia de Chechenia, Ajmed Gayerjánov.aseguró que "los trabajos de rescate continuarán hasta que no quede ninguna duda de que no hay supervivientes entre los escombros".
Sin embargo, miembros de los equipos de salvamento señalaron a Interfax que las posibilidades de encontrar a alguien más vivo son muy escasas.
Fuentes del ministerio del Interior chechén adelantaron que la mayor parte de las víctimas del brutal atentado son chechenes, aunque entre los muertos hay también soldados y policías rusos que custodiaban del edificio.
Los escasos hospitales en Grozni, principalmente el militar de Jankalá, se encuentran saturados con los heridos y ha sido necesario desplazar ayuda médica desde otras partes de Rusia, como Moscú o la vecina república de Daguestán.
Un operativo especial de emergencia ha sido creado en Rostov del Don, en las estribaciones del Cáucaso Norte, donde el enviado presidencial para el Distrito Federal Sur, Víctor Kazántsev, coordinó la distribución de ayuda.
El jefe de la Administración provisional de la república, Ajmed Kadírov, estaba en Moscú cuando se produjo el ataque, pero varios miembros de su gabinete resultaron heridos por el atentado, entre ellos Rudnik Dudáyev, jefe de la Seguridad, y Zina Batizheva, viceprimer ministra chechena, encargada de asuntos sociales.
Kadírov culpó del ataque a Aslán Masjadov, el presidente de Chechenia ahora deslegitimado por Moscú, pero otros miembros del gobierno chechén apuntaron hacia Shamil Basáyev, el líder militar rebelde más buscado por el Kremlin y quien ya se atribuyó en octubre el asalto al teatro Dubrovka de Moscú, en el que murieron 129 rehenes.
El presidente ruso, Vladímir Putin, fue informado inmediatamente del ataque y posteriormente recibió los informes del director del Servicio Federal de Seguridad (FSB, ex KGB), Nicolái Patrushev, sobre la investigación del atentado.
El ministro del Interior ruso, Borís Grizlov, convocó una reunión urgente de sus principales colaboradores para coordinar posibles acciones de respuesta policial al ataque y coordinar la investigación del mismo con el FSB y las autoridades chechenas.
Varios gobiernos extranjeros, entre ellos los de Estados Unidos y Gran Bretaña, han enviado mensajes al Kremlin en los que condenaban este atentado.