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Atentados, una huella indeleble

EFE

Washington, E.U.- Los atentados terroristas del 11 de septiembre, los más graves de la historia, cambiaron la dinámica de Estados Unidos, un país que, desde entonces, sabe lo que es sentir miedo y que es vulnerable.

Además de en la política y la economía, los atentados dejaron una huella indeleble en la memoria de los habitantes de este país.

No sólo los estadounidenses, sino todo el mundo, contempló horrorizado ese día por televisión el impacto de los aviones de pasajeros secuestrados contra las Torres Gemelas de Nueva York, que se derrumbaron arrastrando a la muerte a casi 3.000 personas.

Al mismo tiempo, otro avión era lanzado sobre el Pentágono, en las proximidades de Washington, y un cuarto caía en el cercano estado de Pensilvania cuando se dirigía hacia la capital.

La operación terrorista se cobró la vida de más de 3,000 personas, pero, más allá de ese saldo, el ataque coordinado se convirtió en uno de los capítulos más trágicos de la historia de EU, sólo comparable al ataque japonés contra Pearl Harbor en 1941.

Y, como ocurrió con Pearl Harbor, que lanzó a EU a intervenir directamente en la II Guerra Mundial, el del 11 de septiembre puso a este país a la cabeza de una guerra global contra el terrorismo.

“El 11 de septiembre, los enemigos de la libertad cometieron un acto de guerra contra nuestro país. Los estadounidenses han sabido de guerras, pero durante los últimos 136 años han sido guerras en suelo extranjero, excepto un domingo de 1941. Los estadounidenses saben de guerras, pero no en el centro de una gran ciudad y en una pacífica mañana”.

Esas fueron palabras pronunciadas poco más de una semana después del ataque por el presidente George W. Bush ante el Congreso de EU, cuyos miembros, republicanos y demócratas, al igual que la gran mayoría del país, cerraron filas para apoyar la respuesta del país.

La guerra contra el terrorismo “que hasta ahora ningún país había tenido que librar en la historia”, según dijo el ex secretario de Estado Henry Kissinger, comenzó en Afganistán y podría continuar en Iraq.

“Para nosotros los estadounidenses mucho cambió desde los atentados. Como ocurrió con Pearl Harbor, muchos hablan de ‘antes y después’ del 11 de septiembre”, dijo Oliver White, un veterano de las guerras de Corea y Vietnam que era muy joven cuando EU entró en la II Guerra Mundial.

“Hasta septiembre creíamos que éramos virtualmente invulnerables ante la brutalidad del terrorismo. Vivíamos envueltos en la seguridad económica y en la paz de nuestra tierra”, señaló.

Esa paz y esa seguridad quedaron hechas trizas el 11 de septiembre.

Desde ese día, el país quedó en permanente estado de alerta ante el peligro de nuevos ataques. Su economía, que ya estaba en plena desaceleración, resultó especialmente dañada.

En la persecución de los terroristas, los estadounidenses se tuvieron que resignar a perder muchas de sus libertades, y las barreras se hicieron todavía más altas para muchos inmigrantes potenciales que pretendían venir en busca de mejores horizontes.

“También los ataques fueron un llamado de alerta para muchos de nosotros que creíamos que éramos simpáticos para todo el mundo”.

En muchos casos nos hemos dado cuenta de que tal vez nos excedemos al meter las narices donde no debemos”, señaló White.

El impacto del 11 de septiembre también ha sido mental, y muchos estadounidenses han reconsiderado sus prioridades en la vida, según un estudio realizado por la Asociación Estadounidense de Psicología.

Una encuesta indicó que un 40 por ciento de unos 5,000 entrevistados en Washington y Nueva York manifestó que como resultado de los ataques se ha visto personalmente afectado, y un 24 por ciento dijo sufrir con mayor frecuencia episodios de depresión y ansiedad.

“Sin duda, los acontecimientos del 11 de septiembre han tenido un impacto real en la salud mental de este país”, dijo Russ Newman, director de Práctica Profesional de la Asociación Estadounidense de Psicología.

Pero advirtió que “sin embargo, este estudio también demuestra que los estadounidenses son muy flexibles y resistentes, y que poco a poco están recuperándose de la tragedia”.

“Somos un país joven y en dos siglos de historia hemos demostrado que nos levantamos tras un golpe. Lo hicimos tras Pearl Harbor. Lo haremos nuevamente”, prometió Oliver White, el veterano de dos guerras.

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