En México uno de cada mil niños nace con autismo
El autismo es un mal neurológico tan frecuente como el síndrome de Down, pero ignorado y el cual recibe poca atención. Muchos padres desconocen qué hacer con niños que presentan este trastorno y recurren a ?médicos? que dicen tener una cura milagrosa, cuando la única alternativa es el trabajo multidisciplinario en centros especiales.
En México, uno de cada mil niños nace con autismo, trastorno generalizado de desarrollo (TGD) que imposibilita la convivencia social y el uso adecuado del lenguaje, además de ocasionar inhabilidad en los pensamientos. Aunque este mal ha acompañado a la humanidad desde sus inicios, fue hasta 1941 que se inició su estudio de manera formal.
Más aun, indica el especialista en neuropsiquiatría Marco R. Campuzano, ?sólo a partir del decenio 1980-1990 se le ha buscado una explicación neurológica; se sabe que se debe a alteraciones estructurales en varias áreas del cerebro, sobre todo en las centrales o en el cerebelo, pero no sabemos qué provoca las lesiones?. Es más fácil encontrarlo cuando hay antecedentes psiquiátricos como psicosis maniaco depresivas y, ?al igual que casi toda enfermedad mental, es más frecuente en hombres que en mujeres (en proporción de 4 a 1)?.
De acuerdo con el también director de la clínica Neurocomunicación y Desarrollo (Neurocom), existen trastornos específicos en los que un infante tiene una inhabilidad determinada, por ejemplo, para hablar; también hay mixtos, como cuando se presenta dificultad en el uso del lenguaje y para comprender las matemáticas. En cambio, el autismo abarca todas las zonas del cerebro y ocasiona complicaciones diversas.
Características
del autismo
Los problemas ocasionados por este padecimiento pueden clasificarse en tres categorías, siendo la primera de ellas la comunicación. ?Un niño con autismo no emite ningún sonido o palabra, o puede contar con un lenguaje mal estructurado; repite las últimas palabras o frases (ecolalia), de modo que si uno le dice: ?hola, ¿cómo estás??, repite ?cómo estás?. No inicia una conversación, y si quiere leche o refresco pega con la mano en la puerta del refrigerador?, cita el neuropsiquiatra.
Asimismo, no sabe utilizar ?si?, ?no? o ?yo?, así que es común que cuando tiene hambre diga: ?tienes hambre?, ?el niño tiene hambre? o utilice su nombre en tercera persona. De acuerdo con el doctor Campuzano, estas dificultades se mantienen hasta después de que se ha cumplido un año de edad.
La inhabilidad en juicio y pensamientos es otra área característica en el autismo, pues, asevera, ?son niños sin juego imaginativo que llenan esos huecos con rituales. A los 3 o 5 años podemos identificarlos porque, por ejemplo, tocan la puerta, caminan a la ventana y llegan al sillón; luego vuelven a la puerta, van a la ventana, etcétera, y pueden estar así durante horas. Siempre comen lo mismo. Conocí a un niño que a los 6 años únicamente había tomado leche, no aceptaba otro alimento?.
Por otro lado, un autista, afirma, sólo capta los elementos de su entorno de manera aislada, y ?si observa un objeto nuevo, algo que nunca había visto, se ?desestructura?, se asusta y no acaba de entenderlo. Puede iniciar movimientos de balanceo, trata de aislarse o ejecuta algún ritual, como dar vueltas sobre su propio eje. Se llega a agredir con las manos o un objeto, pero difícilmente ataca a la gente?, aclara.
La tercera y última área es la de interacción social. Los pequeños con autismo no juegan con los demás, no tienen buena relación afectiva con nadie, ni con sus padres, y no tienen necesidad de contacto físico. ?Cuando uno llega con un niño autista y le extiende los brazos, no responde a la señal para ser cargado?.