En la XLII Asamblea General de la Federación de Instituciones Mexicanas para la Educación Superior (F.I.M.P.E.S), el Dr. Julio Rubio Oca, subsecretario de Educación Superior de la Secretaría de Educación Pública, S.E.P., presentó un panorama general de las universidades, tecnológicos e institutos del país, datos que he querido compartir y comentar con Ustedes:
El secretario Rubio empezó por hacer notar que el 68% de los estudiantes son atendidos por la universidad pública y el 32% por la privada, lo que refleja el incremento de participación de los centros de enseñanza del nivel profesional y posgrado no subsidiados en la atención a los mexicanos con altos intereses educativos; el esfuerzo representa una inversión de casi 57 mil millones de pesos dedicados a dar educación superior a 2’150,000 personas.
También mencionó la cifra de recursos aplicados en dar becas a jóvenes estudiantes; 425 millones de pesos para 44,222 universitarios de los que el 51% son mujeres, quienes por primera vez en la historia de la educación superior mexicana superan en número a los varones.
Lo triste es que el 83% de las becas se entregan a estudiantes de licenciatura y sólo el 17% a becarios del nivel técnico superior, datos que contrastan con las necesidades del sector productivo nacional, que están calculadas en 7 técnicos por cada 3 licenciados. Sin duda esta realidad en la aplicación de los dineros representan un serio desperdicio de talento humano y esfuerzo económico del país.
La realidad se torna más desconcertante cuando el Subsecretario dice que sólo el 30% de los egresados tendrán oportunidad de incorporarse al sector laboral en trabajo profesional para el que se prepararon en los centros educativos.
El Gobierno de México apoya a la educación superior con becas para niveles técnicos, de licenciatura y de posgrado, pero aún no puede orientar adecuadamente el esfuerzo, por razones varias, entre ellas las políticas; las universidades del Estado reciben la mayor parte de esos dineros, por no decir todos y además se reparten los servicios y apoyos tecnológicos que la propia Secretaría de Educación y otros organismos como Conacyt ofrecen, aún cuando sus resultados son inferiores, tomando en cuenta la relación costo-beneficio de la inversión.
Lo anterior queda fuera de discusión con el recuento de los muchos padres de familia que, ante la posibilidad económica, prefieren pagar por la educación de sus hijos a fin de garantizar la preparación académica y su formación integral.
También es justo mencionar que la universidad privada, aquélla que no es subsidiada por el Estado, merece la fuerte crítica social por no tomar su innegable compromiso con la investigación y promoción de la cultura.
La Secretaría de Educación Pública de México declaró que los objetivos estratégicos son: ampliar la cobertura educativa con equidad, lo que no se ha logrado, salvo en la igualdad de apoyo con beca a las féminas como un propósito paralelo de igualdad de oportunidades desde el punto de vista de identidad de género. También habla de promover, el fomento de la calidad, hecho que sólo se ha podido concretar en el caso de la educación superior subsidiada por el Estado, dejando a la privada con todas las responsabilidades académicas que les son propias y casi ningún apoyo para atender a sus deficiencias.
Actualmente la educación superior del mundo se presenta en el medio globalizado de la competencia, con una imperiosa necesidad de alcanzar altos estándares de calidad; algunos educadores han descrito, de manera figurada, a esa “guerra del conocimiento”, con el símil de una supercarretera que recorren todos los participantes de la lucha por la superación y pareciera que algunos lo hacen en coches de alto rendimiento y velocidad, en tanto que México compite transportándose en un trailer de doble caja, cargado de plomo; eso sí, tratando de abrirse paso con mucho esfuerzo. ¿qué opina?
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