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Balance positivo

Xavier Massimi

En una encuesta hecha entre doscientos empresarios en la reunión de Los Cabos, México apareció como la quinta opción para invertir y la primera de Latinoamérica. Su situación geográfica y los adelantos que hasta ahora ha tenido la posicionan como una buena alternativa. Le falta, según los encuestados, mejorar su productividad, su nivel de educación y su seguridad.

A pesar de ello, uno de los mejores logros de la reunión fue la firma de un convenio para que en el término de un año se establezca entre México y Japón un tratado de Libre Comercio, que incluiría el sector agrícola y alimentario.

A Japón le interesa posicionarse fuertemente en México en el sector automotriz y el sector comunicaciones, pues con los tratados que México tiene, la puerta se abriría para Japón en Norteamérica y en Europa. A su vez, México tendría opciones muy interesantes en el sector agropecuario, en el que Japón es el importador más grande del mundo.

Sin llegar aún a ningún acuerdo concreto, se obtuvo, en la reunión de Los Cabos, la promesa de China de cumplir los acuerdos a los que está obligado al haber sido aceptado en la Organización Mundial de Comercio. Por otra parte, continuando una tendencia que se inició hace unos meses, grupos de empresarios mexicanos se están haciendo presentes en China buscando nichos en los que se pueden hacer coinversiones. Hasta el momento, apenas es un esfuerzo, las inversiones mexicanas en China, ya rebasaron los diez millones de dólares.

En el ámbito nacional, el sector exportador se ha estado recuperando. Para el mes de agosto, las exportaciones ya estuvieron en el mismo nivel que el año pasado y la tendencia sigue a la alza.

Los salarios se han mejorado en 30 sectores económicos. El promedio ha sido, en los sectores más favorecidos de entre el 7% y 8%. Para los menos favorecidos, entre 4.5% y 6%. El promedio general de aumento es del 6.3%.

Cuando se firmó el Tratado de Libre Comercio de América del Norte, se convino que a los diez años de la firma, o sea para el año 2003. Se eliminarían casi totalmente, los aranceles que se aplicaban al sector agropecuario.

Por otra parte, el gobierno americano acaba de otorgar a su sector agropecuario subsidios anuales, durante diez años, de 115 mil millones de dólares. Lo que abarata, en forma muy importante los precios de sector agropecuario, sacando de la competencia a los productores mexicanos.

Como política de Estado, el gobierno americano siempre ha operado así. Exige total apertura comercial para sus exportaciones, pero protege con subsidios o con aranceles los sectores en que no es competitivo. Un buen ejemplo reciente de esto es el impuesto del 30% a las importaciones de acero en este año.

A México no le queda más remedio que negociar ante esta realidad.

Haciendo un análisis más detallado, la situación se presenta así:

México podrá seguir exportando con buenas utilidades verdura, flores y frutas. Estos sectores son estacionarios y por el clima hay menos en que no hay competencia o simplemente no se producen en Estados Unidos.

En granos: maíz, trigo, cebada, frijol, soya. México no es autosuficiente y tiene que importar cantidades importantes de grano, en los estados del norte y en el Bajío donde se producen granos con buenas técnicas, las ganancias pueden resistir la competencia.

El panorama es muy desigual porque estamos exportando trigo duro (para pastas) y trigo blando (para galletas) y tenemos que importar trigo para pan.

En maíz, por tradición ancestral, el campesino mexicano siembra maíz blanco (para la tortilla) y el Gobierno no ha logrado convencer a los agricultores que siembren maíz amarillo que sirve como forraje y para la producción de fructosa, disminuyendo la producción de maíz blanco.

La solución, en este sector, es hacernos autosuficientes. Pero hasta la fecha no hay un plan gubernamental de largo alcance que haga frente a las carencias que tenemos en ese sector.

El problema grave está en la producción de huevo y carne de pollo y cerdo.

Si se suprimen los aranceles en enero del 2003 y con los subsidios que el gobierno americano está dando al sector, la producción mexicana está amenazada de extinción. En la reunión de Los Cabos, el presidente Fox intentó, sin lograrlo, que el gobierno americano suprima los subsidios. Bush está decidido a mantenerlos como apoyo al sector agrícola americano en el plan mundial.

El argumento que utilizó Fox ante Bush fue que la extinción de sectores agropecuarios en México provocaría que cientos de miles de campesinos mexicanos fueran a engrosar las filas de indocumentados a Estados Unidos.

La contestación de Bush fue que el abaratamiento de alimentos en México (alimentos americanos, por supuesto) favorecería la economía de los sectores mexicanos más desfavorecidos.

Por el momento aparecen las posiciones como choque de trenes.

México está preparando el “blindaje agropecuario” pero estamos a dos meses del 2003 y no se conoce hasta ahora, en qué consiste el blindaje.

Lo más probable es que México siga cobrando aranceles en la misma proporción en que los subsidios gubernamentales abaratan los productos agropecuarios americanos que México importa, apoyándose en las disposiciones de la Organización Mundial de Comercio y Estados Unidos lleve la controversia al organismo de solución de controversias del mismo TLC.

La moneda está en el aire.

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