TIJUANA, B.C.- A unos días de que se efectúe la Serie Mundial de beisbol, la retrospectiva ubica a ocho peloteros mexicanos que han recibido los reflectores y ahora la ocasión apunta a Benjamín Gil con Angelinos de Anaheim.
La historia de los beisbolistas mexicanos en la gran fiesta del pasatiempo favorito de los estadounidenses se remonta a 1954, cuando Roberto "Beto" Ávila logró la hazaña con los Indios de Cleveland, el mismo año que se agenció, con .341 de porcentaje, el título de bateo en la Liga Americana.
Ávila coronó su exitosa campaña vistiendo la franela del campeón del nuevo circuito, que tuvo que enfrentar entonces a Gigantes de Nueva York, ante el cual sucumbieron por limpia en cuatro juegos, pero la satisfacción de ser el primer mexicano en la Serie Mundial nadie se la quitó.
Roberto Ávila bateó apenas un pobre .133 en la Serie Mundial, pues al igual que sus compañeros de equipo fue maniatado por la serpentina de los Gigantes, pero dejó constancia de su arribo al clásico de otoño jugando los cuatro encuentros, tuvo 15 turnos y disparó par de sencillos.
Ávila nació el 2 de abril de 1924 en Veracruz, y su debut en las Grandes Ligas fue el 30 de abril de 1949 con la tribu, escuadra con la que se mantuvo hasta 1958, para luego ser cambiado a los Orioles de Baltimore, después pasó a los Medias Rojas de Boston y finalizó su exitosa carrera con Bravos de Milwaukee en 1959.
Después vino Horacio Piña, oriundo de Matamoros, Coahuila, quien llegó a la Serie Mundial de octubre de 1973, cuando fue parte de aquella dinastía que durante esos años representaron los Atléticos de Oakland.
Piña, "El Ejote", participó con los Atléticos como serpentinero, su labor fue como relevista en dos partidos, en los que lanzó tres entradas, recibió seis imparables sin ponchar a nadie y sin tener decisión, pero le sirvió para convertirse en el primer jugador mexicano en poner en su dedo un anillo de campeón.
El lanzador participó en el segundo y cuarto juegos que ganaron los Mets, pero a Horacio no le hicieron carrera limpia y finalmente su escuadra derrotó a los neoyorquinos en siete partidos para convertirse en campeones.
Horacio nació el 12 de marzo de 1945 y su presentación en Grandes Ligas ocurrió el 14 de agosto de 1968 con los Indios de Cleveland, en donde estuvo un año más y en 1970 ya formaba parte de los Senadores de Washington, del que saltó a Rangers de Texas dos años más tarde.
En 1973 llegó a los Atléticos, después jugó con los Cachorros de Chicago, siguieron los Serafines de California y finalizó su carrera en 1978 con Filis de Filadelfia.
A Horacio Piña le siguió el de Baja California Sur, Enrique Romo Navarro, conocido como "El Huevito", por el apodo que su hermano llevaba, pero aunque menor que su fraterno Vicente, a él le correspondió el honor de acudir a una Serie Mundial, cuando en 1979 formó parte de los Piratas de Pittsburgh.
Los bucaneros lograron los máximos honores en una serie alargada a siete partidos contra los Orioles de Baltimore de los cuales Enrique participó en dos, ambos como relevista, admitió dos carreras con cinco imparables y a cambio ponchó a cuatro rivales.
Enrique nació en Santa Rosalía, y su presentación en la gran carpa fue el 7 de abril de 1977 con Marineros de Seattle, equipo en el que estuvo hasta el año siguiente y en 1979 formó parte de los Piratas, en donde finalizó su carrera en 1982.
Un año antes, un fenómeno llamado Fernando Valenzuela acaparó los reflectores, pues además de ganar la designación como "Novato del Año" y el trofeo "Cy Young" como el mejor serpentinero, esa campaña la culminó acudiendo a la Serie Mundial contra Yanquis de Nueva York.
Valenzuela, un pitcher zurdo nacido en Etchohuaquila, Sonora, se dio el lujo de iniciar dos de los siete juegos contra Yanquis y en el tercero de la serie logró la hazaña de convertirse en el primer lanzador mexicano en ganar un juego de Serie Mundial.
El 23 de octubre de 1981, Valenzuela se sostuvo en la loma toda la ruta y su triunfo ayudó a los Dodgers a remontar una desventaja de dos derrotas que tuvieron en el Yankee Stadium, de donde retornaron para agenciarse cinco días después los máximos honores.
En esos dos partidos, el porcentaje de carreras limpias admitidas del llamado "Toro" Valenzuela fue de apenas 2.45, lanzó 14 entradas y dos tercios, en los que ponchó a dos adversarios y su récord final fue de 1-1 en ese clásico de otoño.
Valenzuela nació el 1 de noviembre de 1960 y su presentación en las Ligas Mayores ocurrió el 15 de septiembre de 1980 con la escuadra angelina, en la que permaneció hasta 1990, cuando emigró con los Serafines de California.
De Serafines, con quienes Fernando estuvo sólo la campaña de 1991, pasó a Orioles de Baltimore en 1993; en 1994 llegó a Filis de Filadelfia y de 1995 a 1997 jugó para Padres de San Diego, en este último año se trasladó con los Cardenales de San Luis, su última novena.
En 1981, con los Yanquis llegó a la gran fiesta otro pelotero "azteca", Aurelio Rodríguez Ituarte, un antesalista de lujo que alternó ese año con otro grande, Graig Nettles y que en la Serie Mundial participó en cuatro encuentros colaborando con cinco imparables en 12 turnos.
El arribo del llamado "Mano Santa" a la máxima fiesta fue en las postrimerías de su carrera, luego de haber debutado en el mejor beisbol del mundo el 1 de septiembre de 1967 con Serafines de California.
Nacido en Cananea, Sonora, el 28 de diciembre de 1947, Aurelio Rodríguez pasó en 1970 a los Senadores de Washington, al año siguiente emigró a Tigres de Detroit donde permaneció hasta 1979. Un año más tarde llegó con Padres de San Diego con quienes estuvo un corto tiempo y de ahí avanzó a los Yanquis.
En 1981 con los Yanquis, Aurelio llegó a la gran fiesta y al año siguiente ingresó a las filas de los Medias Blancas de Chicago; en 1983 fue enviado a los Orioles de Baltimore, misma temporada en la que retornó a Chicago.
Otro Aurelio, de apellido López y conocido como "El Buitre de Tecamachalco", tuvo su máxima experiencia en 1984 y como serpentinero le tocó enfrentar, con los Tigres de Detroit, a Padres de San Diego, al que vencieron en cinco encuentros.
López, un velocista que zumbaba la pelota, participó en dos partidos como relevista y uno de ellos le representó un triunfo tirando apenas tres entradas, suficientes para ponchar a cuatro adversarios y hacer honor a su fama de "señor humo".
Aurelio, quien vio la luz el 21 de septiembre de 1948 en Tecamachalco, Puebla, hizo su presentación el 20 de abril de 1974 en la gran carpa con Reales de Kansas City, y luego de una ausencia de cuatro años, regresó en 1978 con San Luis, para al año siguiente y hasta 1985 ser parte de Tigres de Detroit.
En 1986 llegó con Astros de Houston, escuadra con la que estuvo hasta la campaña siguiente, su última en las Grandes Ligas.
Jorge Orta Núñez, "Charolito" tuvo la fortuna de llegar a la Serie Mundial en 1985 con Reales de Kansas City, novena que en siete encuentros se coronó al vencer a Cardenales de San Luis.
Orta participó en tres juegos en ese clásico, con promedio de .333 con un sencillo en tres turnos, ese hit resultó polémico en lo que fue el sexto juego, mismo que alargó la serie hasta el límite con la coronación de los Reales.
"Charolito" nació el 26 de noviembre de 1950 en Mazatlán, Sinaloa, y su aparición en las Ligas Mayores fue el 15 de abril de 1972, cuando llegó a los Medias Blancas de Chicago, con quienes estuvo hasta 1979, año en que pasó a las filas de los Indios de Cleveland.
De 1980 a 1981 estuvo con los Indios, al siguiente año se enroló con Dodgers de Los Ángeles, en 1983 estuvo con Azulejos de Toronto y de 1984 al 1987 militó con los Reales de Kansas City, con quienes finalizó su carrera.
La temporada pasada y luego de una ausencia de 16 años de no tener representante en la Serie Mundial, el honor correspondió al sonorense Erubiel Durazo Cárdenas, quien con los Diamantes de Arizona probó las mieles de la victoria coronándose en siete encuentros al vencer a Yanquis de Nueva York.
Erubiel participó en cuatro juegos en los que tuvo 11 oportunidades para batear, logró cuatro incogibles, uno de ellos doblete que sirvió para remolcar una anotación y contribuir a la coronación de su escuadra.
Nacido el 23 de enero de 1973 en Hermosillo, Sonora, Erubiel hizo su parición en las Grandes Ligas en 1999 con los Diamantes de Arizona, escuadra con la que ha estado desde entonces.
Benjamín Gil tendrá ahora su oportunidad. El beisbolista nacido en Tijuana, Baja California, el 6 de octubre de 1972 y cuya aparición en la gran carpa fue el 5 de abril de 1993, llegó a los Rangers de Texas con quienes jugó hasta 1997.
Luego de un receso en su carrera, "Benji" firmó con los Angelinos de Anaheim, escuadra con la que juega desde la temporada del 2000 y con la que ya está en la gran fiesta del beisbol, que lo convertirá en el noveno pelotero mexicano en una Serie Mundial.