Gómez Palacio, Dgo.- Estaban allí, vestidas de negro y representando la más importante obra del escritor español Federico García Lorca.
La noche del miércoles las instalaciones del teatro Alvarado resultaron insuficientes para albergar tanto talento y experiencia. Ofelia Guilmain, María Rubio, Angélica Vale, Aurora Molina, Azela Robinson y otro grupo de artistas presentaron en esta ciudad la puesta en escena La Casa de Bernarda Alba, clásico de la literatura universal que logró reunir en un mismo foro a estas grandes de la actuación.
La historia se sitúa a finales del siglo XIX. En una casa fría habitan Bernarda y sus cinco hijas; ella es una madre inquisitiva que toma el papel del esposo recién fallecido, pero el peso de sus reglas y de su pensamiento tradicionalista tienen un final trágico.
Bernarda obliga a sus hijas a guardar un luto de 8 años encerradas a piedra y lodo. Su soledad y el alejamiento de la vida mundana, hace que estas cinco mujeres vivan sedientas y deseosas de que un hombre venga a apagar el fuego de sus cuerpos y las fantasías sexuales que danzan por sus mentes.
La relativa paz que existía en la casa se vio opacada cuando aparece Pepe “El Romano”, quien luego de pedirle matrimonio a la mayor de las hermanas, interpretada por la actriz Azela Robinson (Angustias) seduce a la menor, Angélica Vale (Adela) desencadenando celos, intrigas y problemas entre el resto de los personajes.
A pesar del importante elenco, ninguna de las dos funciones (7 y 9:30 de la noche) registró un lleno total, pero quienes acudieron al recinto teatral, fueron testigos de un encuentro entre “monstruos” de los escenarios.
Nuevamente Ofelia Guilmain dio cátedra de actuación al interpretar a una Bernarda que, por su estilo actoral, voz y gestos es más auténtica. Por su parte, María Rubio encantó en su papel de Poncia, hija de una prostituta y una de las criadas, quien recurre a Bernarda después de la muerte de su esposo. Su personaje se convierte en la conciencia de cada una de las mujeres, sobre todo de Bernarda.
La escenografía hecha por David Antón, recrea un ambiente pueblerino y frío, como lo marca el texto, sin embargo la iluminación no cumple con la ambientación que se requiere, ya que hay un diálogo donde una de las hijas dice “en esta oscura casa”, y el foro está muy iluminado.
Para esta obra, el director José Solé tuvo que conjuntar los diferentes tipos de carácter y personalidad de cada una de las actrices participantes, lo cual logró con creces, de tal modo que todas ofrecen lo mejor de sí y se compenetran con la sicología del personaje que interpretan.
La función terminó, y aunque no todos aplaudieron de pie ni lloraron, el cometido de la puesta se cumplió: provocar en los espectadores sentimientos encontrados ante el trágico final y darse cuenta que gozan de lo más preciado que posee el hombre: la libertad.
Recibe reconocimiento
Al término de la primera función, Ofelia Guilmain recibió dos merecidos reconocimientos, uno por parte del Ayuntamiento de Gómez Palacio y otro más por la ANDA.
Este año, Guilmain está celebrando 6 décadas de trayectoria artística, motivo por el cual ha sido objeto de innumerables homenajes.
Rubén Lara –empresario teatral- también recibió dos placas conmemorativas por su implacable labor dentro del teatro, dándose a la tarea de llevar las mejores puestas a diferentes escenarios del país, incluyendo el del teatro Alberto M. Alvarado.