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Raúl Fernando Garza Cantú

Cuando se va a ver un partido de tenis, se siente como que andamos en secundaria, donde los maestros acostumbraban decirnos, “siéntate y guarda silencio”.

Pero silenciar a nosotros los aficionados al tenis no sirve de nada. Parece que va a haber un examen después del partido (“Pregunta número 1: ¿Por qué Andre Agassi sacó con efecto su segundo servicio al revés de Pete Sampras en punto para rompimiento en el cuarto juego del quinto set?”). Aún así los jugadores y las jugadoras de los circuitos profesionales así como los administradores y administradoras insisten en que cualquier cosa menor al absoluto silencio durante un punto sería incivilizado.

En contraste, la participación del aficionado es un elemento enorme de la mayoría de los deportes profesionales. Sintoniza cualquier partido de futbol y por lo que la multitud expresa sentirás inmediatamente que algo está pasando en el campo que demanda tu atención. Los fans te ayudan a meterte en el encuentro.

Los fans somos animosos, nos encanta el mitote, es decir, interrumpir y discutir con los árbitros, en pocas palabras, le estamos sacando partido al derecho que nos corresponde como cualquier fan: apoyar a nuestro jugador o jugadora favorita.

Al hacer esto, ellos y ellas hacen que su deporte sea emocionante, aunque la acción a nivel de cancha no lo sea. Esto es importante, ya que todos nosotros sabemos que cada evento deportivo profesional tiene sus momentos aburridones.

La emoción de nosotros los fans no es un factor en el tenis, donde los partidos a menudo se trasmiten muy sosos porque a los espectadores nos dicen que “chitón” o sea que mantengamos nuestras boquitas cerradas. Ya oigo al juez de silla decir: “Damas y caballeros, como un gesto de cortesía hacia los jugadores y jugadoras, favor de permanecer en sus asientos y en silencio a lo largo del juego”.

Debería ser todo lo contrario. Como una cortesía hacia los fans en las gradas, quienes ayudamos a pagar el dinero en premios para las y los tenistas, se nos permitirá apoyar en la forma en que lo deseemos y cuando nosotros queramos.

Si queremos lanzar boleas verbales a Lleyton Hewitt porque sigue comportándose como una niña o pararnos y proclamar nuestro amor eterno por Annita Kournikova, entonces déjenos ser. NO NOS LIMITEN.

La final estridente del año pasado en Wimbledon el día lunes entre Patrick Rafter y Goran Ivanisevic mostró cómo los fans pueden aumentar la energía en un partido; por supuesto, permanecieron calladitos durante los puntos. ¿Por qué no dar el siguiente paso? Esto no significa que el ruido sería ensordecedor en cada punto -nuestra intensidad, como la de un jugador o jugadora, sube y baja- pero dennos la oportunidad de explotar cuando algún tenista hace un tiro fantástico o comete un error tonto.

Las y los profesionales quienes se irritan ante la distracción más infinitesimal (por ejemplo, le puedes decir a Lindsay Davenport que tú fuiste quien crujió los nachos en su punto para partido) no les gusta en lo absoluto la participación de nosotros los fans escandalosos. Duro, pero así es! Si un jugador de baseball puede golpear una pelota a 140 kilómetros por hora mientras que la mitad del estadio está ocupada burlándose de su mamá, si un jugador de basquetbol puede encestar un tiro libre con gente detrás de la canasta agitando sus banderines, si un mariscal de campo puede lanzar un pase de anotación bajo el ruido ensordecedor de un estadio con cúpula, si una gimnasta puede hacer su rutina en una barra con diez centímetros de ancho mientras los asistentes aplauden a sus compañeras gimnastas que terminan sus ejercicios en otros aparatos, entonces seguro que una jugadora o jugador de tenis es capaz de bloquear el bullicio de nosotros los fans y sacar una derecha ganadora.

Permitir expresarnos durante un punto nos hará sentir que somos parte de la acción. Los partidos de tenis serán más emocionantes al verlos tanto desde las gradas como desde la comodidad de tu casa en la televisión. Un extra, es la época cuando la mayoría de los deportes profesionales están apretando su presupuesto, y esta innovación no le costará un centavo al tenis profesional.

A los jugadores, jugadoras, administradores y administradoras que se muestran reacios al cambio, les digo lo siguiente: “Por favor siéntense, es hora de que nosotros los fans seamos escuchados”.

Curiosidades del deporte blanco

Sabían ustedes que la poseedora del récord del mayor número de años entre el primer y último título de singles femenil conseguido en el Abierto de Estados Unidos es para Molla Bjurstedt Mallory con once años de diferencia. Su primero lo ganó en 1915 y su último en 1926.

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