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México, D.F.- Ante representantes diplomáticos de 25 países, el Nuncio Apostólico Giuseppe Bertello encabezó las celebraciones que la Iglesia dedica a los migrantes en la Basílica de Guadalupe, donde pidió a los feligreses ayudar a quienes, obligados por la violencia y la miseria dejan su hogar y su patria.
Durante una misa a la que acudieron miles de feligreses, el representante diplomático de El Vaticano en México dijo que para los cristianos la solidaridad hacia el migrante no responde sólo al deber humano de la hospitalidad, sino también se trata de una enseñanza del Evangelio.
Recordó el mensaje que en días pasados emitió la Iglesia mexicana a través del presidente de la Comisión Episcopal de Movilidad Humana, Renato Ascencia, en la que señala que la gravedad del problema es vigente, pues cada vez se torna más compleja, violenta y grave la situación para los migrantes ilegales.
Aseguró que en México, hombres, mujeres y niños tienen derechos que nadie puede violar, además de un rostro humano, y que los migrantes son personas que huyen del hambre y buscan sobrevivir.
Señaló a los feligreses que los migrantes no sólo son personas que merecen respeto, sino que exigen poner en juego la responsabilidad y conciencia de cada uno en torno a este problema.
Virgen de Guadalupe
Pidió a la Virgen de Guadalupe para que las comunidades que llevan el peso de la pobreza valoren su propia humanidad y esperanza.
Giuseppe Bertello aseguró que para la Iglesia nadie es extranjero y expresó que esta institución tampoco se siente extraña en cualquier lugar del mundo, por ello la Santa Sede instituyó el Día del Migrante, y pide a sus fieles que oren y ayuden a estas personas.
“La Iglesia en toda su historia ha tomado como una prioridad el cuidado de los migrantes y se ha esforzado por darles asistencia concreta sin distinción de raza, religión o posición social”, subrayó.
Reiteró su petición a los feligreses para que apoyen y tomen conciencia sobre la situación de los migrantes, pues ellos han sido obligados a dejar su patria y su hogar en la búsqueda de un mejor fututo.
Durante la celebración eucarística los representantes diplomáticos hicieron peticiones en varios idiomas, entre las que destacó que se pase de la desconfianza al respeto y del rechazo a la acogida para poder vivir la solidaridad concreta con los migrantes y sus familias.
Durante la misa las ofrendas consistieron en la realización de bailes típicos de Bolivia, Polonia y México.