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Celebracíon del día de muertos en México.

En el cuarto mas grande se improvisa un altar, donde se coloca la ofrenda de muerto, toda una mesa llena de golosinas y platillos que le gustaban al difunto en vida.

Los panaderos hacen un pan de dulce especial llamado "Pan de Muerto", además los niños reciben juguetes confeccionados expresamente para ese día, sus calaveras de dulce o de chocolate y de azúcar decoradas con papelitos de colores chillantes, con su nombre escrito con azúcar.

Ese día las tumbas se lavan y se adornan con ramos y coronas de flores. Son los muertos los que inician el convite, nadie puede tocar sus manjares mientras ellos no se han servido, cada difunto tiene su puesto señalado en la mesa y está representado por una vela encendida (la llama de la vela simboliza al espíritu del muerto y de los Dioses). Se hace una invitación a los parientes desaparecidos para que asistan al banquete, acto seguido salen de la casa en religioso silencio. Este es el momento en que los muertos se reúnen a solas para disfrutar de las ofrendas. Después de un lapso prudente abren las puertas y todos los asistentes se reúnen para hacer honor al banquete, tienen lugar entonces conmovedoras manifestaciones de alegría por este reencuentro entre vivos y muertos.

El día de difuntos no sólo es día de llanto, Pasada la media noche, hora de muertos, se vuelve fiesta familiar y mas tarde fiesta de toda la comunidad.

Una actitud específicamente mexicana ante la vida se manifiesta el día 2 de noviembre, Día de Muertos, cuyo único punto de contacto con la fiesta de los Fieles difuntos, tal como se celebra en Europa, es el hecho, de tratarse aquí y allá, de un día consagrado a la memoria de los muertos queridos. Es extraña y muy arraigada entre las comunidades indígenas la idea de que en el mas allá se otorga al difunto licencia para visitar a sus parientes que aún viven en el mundo terrenal; se trata pues de un huésped ilustre al que hay que agasajar y brindarle toda clase de atenciones. Actualmente se cree que el día de "Todos Santos" es fiesta de comer, no sólo para las ánimas sino también para los vivientes. De aquí que en estos días se haga derroche culinario y se confeccionen platillos apetitosos, aunque siempre dentro de una pauta tradicional. La ofrenda de orígen indígena, se une con flores y ceras de la costumbre criolla y se elaboran altares donde se rezan oraciones propias del día de difuntos.

A las 12 horas del día 31 de octubre hasta las 12 (medio día) del lo de Noviembre se dedica el festejo a los niños, poniendo en el altar alimentos como: espumoso chocolate, pan de yema, dulces, tamales y algo en especial del gusto del angelito. Se riegan flores de la puerta de la casa al altar para que el niño identifique su hogar y como señal de bienvenida.

El día 2 de noviembre a las 12 horas, se escuchan las detonaciones de cohetes en señal de que los angelitos se están despidiendo y se inicia el repique de campanas para el recibimiento de los adultos.

Algunas familias en la actualidad solamente recuerdan el día con plegarias al Todopoderoso por las almas de los que ya partieron. El Beato Sebastián de Aparicio, dio un enorme impulso a la celebración.

El cempasúchil, la flor de los cuatrocientos pétalos, adorna los altares de las ofrendas indígenas o mestizas; de color amarillo brillante, anaranjado, de olor penetrante, combínase con nube blanca o rosa de muerto morada. Cuando la flor se deshoja formando caminos o cruces, siempre esta orientada hacia un determinado punto cardinal, con objeto de servir de guía para los del "más allá", Esta posee propiedades medicinales diversas y se industrializa por su enorme contenido de carotenoides.

LA OFRENDA:- El altar se adorna con papel picado, flores de cempasúchil, velas, veladoras, imágenes de santos o de difuntos; ofrendas como: platillos típicos, tamales, mole con carne, atoles y en general todo aquello que prefirieron los difuntos. Se cree que si prueban los alimentos una vez que el alma ha visitado su altar estos carecen de olor o sabor, debido a que el espíritu ha consumido su esencia. A los panteones también se les lleva alimentos aparte del doméstico. A pesar de tener como base la celebración cristiana de "Todos los Santos" y de "Los Fieles Difuntos", esta tradición parece conservar elementos de las ceremonias indígenas de los mes Ochpaniztli y Teotleco, durante los cuales se ofrendaban a los muertos flores de cempasúchil y tamales de maíz, en una época del año en que acababan de levantarse las cosechas; fines de octubre y principios de noviembre. Hoy al igual que en tiempos prehispánicos, se lleva a cabo esta celebración de manera festiva pues conlleva la idea de la renovación de la fertilidad. No podemos olvidar en la ofrenda el riquísimo pan de muerto así como las calaveras de azúcar, la calabaza en dulce y la fruta.

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