Los padres de la salvadoreña Sarah Ramos, víctima de un francotirador que ha matado a unas seis personas en Estados Unidos, clamaron a las autoridades de ese país justicia por el crimen de su hija.
“No es posible que una persona que ha causado tanto dolor ande todavía suelto”, dijo la madre de Sarah, Carmen Benítez, quien viajó junto con su pareja, José Cristóbal Ramos, a Washington para repatriar el cadáver de su hija.
En declaraciones al periódico El Diario de Hoy, Benítez dijo que ya no hay nada qué hacer más que consolarse, aunque pidió intensificar las investigaciones en Estados Unidos para encontrar a los responsables del múltiple asesinato.
Sarah y las otras víctimas fueron acribilladas por un francotirador en menos de 24 horas en un radio de siete kilómetros en Washington y suburbios de Silver Spring Maryland, entre el miércoles y jueves pasado.
De acuerdo con las autoridades, Sarah fue alcanzada por la bala de un desconocido mientras esperaba sentada en una banca en las afueras de un correo. Sus familiares dicen que esperaba a una mujer que le daría empleo. Según reportes procedentes de Estados Unidos, la policía sólo cuenta con la pista de que el autor de los crímenes utilizó el mismo rifle para matar de un sólo disparo a sus víctimas, y mantiene un amplio operativo para atrapar al asesino.
“Cuando ella (la mujer que le daría el empleo) llegó al lugar, ya Sarita estaba muerta y de inmediato avisó a mis otros hijos (que viven también en Estados Unidos). Nosotros lo supimos hasta después del mediodía”, añadió el padre la víctima.
Sarah, de 34 años y originaria de Joateca, departamento oriental de Morazán, 167 kilómetros de la capital, tenía año y medio de residir en Estados Unidos.
“Después de gozar a nuestros 10 hijos es duro entender que ahora sólo me quedan nueve”, agregó Carmen Benítez antes de viajar a la capital estadounidense.
“Sarita era la última de nuestras hijas en irse a ese país. Se fue para buscar un mejor futuro para su familia y estaba muy contenta. Mire la joya que nos arrebataron”, dijo la madre de Sarah, quien vivía en Maryland, con su esposo y su hijo de siete años.
La familia Ramos Benítez lamentó que el gobierno salvadoreño no les haya ofrecido ayuda y sólo esperan no tener ningún obstáculo para repatriar a su hija y sepultarla.
Notimex