MÉXICO.- La luz de la mañana es, para el artista Juan Carlos del Valle, la materia prima de su inspiración. Concreto, suave, oscuro, claro, definido o borroso, en la concepción estética de este pintor, el negro y el blanco no son absolutos, sino una degradación de color y tono.
Discípulo de los maestros españoles José Bardasano, Medalla de Oro de las Artes, las Ciencias y las Letras en 1964, y Demetrio Llorden, acuarelista andaluz, Del Valle despierta todos los días siempre dispuesto a observar la realidad como fenómeno pictórico. Del dominio de esta disciplina desde 1996, se manifiesta lo que la crítica de arte Berta Taracena considera "un arte unívoco pero original y sorpresivo, ya que elude con acentos propios los riesgos del naturalismo y del academicismo, sin renunciar a la figura".
Dibujos y bocetos de este novel artista se compilan en el libro Oscuridad Luminosa, que presentó el miércoles 27 de noviembre, en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes.
"Me gusta trabajar en las mañanas, por la luz natural, el ambiente, el color y la textura, todos estos elementos crean las condiciones adecuadas para mí", señala el joven pintor, admirador de Saturnino Herrán, Antonio Fabrés y de la obra de caballete de Diego Rivera, que además está empeñado en "revalorar la pintura como un oficio y al dibujo como un elemento fundamental para cualquier manifestación pictórica".
Realista, porque para él hay demasiada imaginación y fantasía en sus elementos, Juan Carlos del Valle utiliza el carbón, el óleo y la acuarela para presentar "su visión de lo visible". Flores, bodegones, retratos, desnudos, jarras y mazorcas, son los temas a través de los cuales emprende reflexiones plásticas sobre la tradición pictórica del naturalismo.
"Es especialmente sensible para registrar la luz, el espacio y los cambios que opera la atmósfera en lo material corpóreo, llama la atención el modelado de las formas por medio de finos valores del claroscuro, y en los casos en los que el color se emplea, atrae la fusión del color local con el tono general, talento que en el futuro puede llevar muy lejos al artista" dice la crítica Taracena, en el prólogo de la edición.
Oscuridad luminosa es un catálogo publicado por Ediciones Nueva Guía, con un tiraje de 2 mil ejemplares, pero también "un proyecto con el que se cierra una etapa formativa para emprender otra más personal, con intereses individuales, incluso experimentando con nuevos materiales y temas más fantasiosos", dice Del Valle.
Costumbres y folklor impregnan las raíces de este joven pintor, que aprendió con los maestros representantes de la Escuela Española de Pintura que "el que no dibuja no pinta" y que la originalidad sale con el tiempo y el trabajo. "Entre más conocimientos técnicos tiene el pintor, sabrá mejor qué es lo que quiere; creo que todo ya está hecho, pero uno es, al ser uno mismo", comenta sintiéndose privilegiado "por la sensibilidad y la calidez con la que se recibió mi obra en Bellas Artes".
Desconfiado de toda expresión híbrida, pues "la pintura tiene que ser sólida por sí misma", Del Valle cree que "ante la tela o el papel, urge una reflexión sobre la pintura en la actualidad".
Oscuridad luminosa se presentará el miércoles 27 de noviembre, a las 19:00 horas, en la Sala Manuel M. Poce del Palacio de Bellas Artes. Participarán con sus comentarios Berta Taracena y Magali Tercero.