Con motivo de la llegada del Año Nuevo, la mayoría de las personas se proponen modificar algunos hábitos, o bien iniciar el desempeño de ciertas actividades, sin duda uno de los propósitos más comunes de someterse a un régimen alimenticio para bajar de peso.
Desafortunadamente una gran parte de las dietas parecen no tener el efecto deseado; entonces nos formulamos la siguiente pregunta: ¿por qué las dietas no siempre funcionan? Para despejar esta interrogante le daré a conocer algunos motivos que hacen fracasar las dietas.
“Una razón de peso”; la proliferación de las dietas para adelgazar es innegable: las que crearon –médicos famosos-, las que siguen –las grandes estrellas del espectáculo-, -las cien por ciento naturales-, -las que se rigen por las fases de la luna-, -las que sugieren las amigas-, sin olvidar -la de la abstinencia-, etc.
Sin embargo el sobrepeso casi siempre tiene su origen en los malos hábitos alimenticios y el estilo de vida. “El principal factor del desarrollo de la obesidad es el desmedido consumo alimenticio”.
Investigaciones realizadas en “el Instituto Nacional de la Nutrición Salvador Zubirán”, han revelado que aproximadamente el 66% de la población padece algún grado de obesidad, por ello es importante prevenir el sobrepeso y así evitar otros males asociados, como la diabetes, problemas cardiacos, hipertensión arterial, etc.
Además el exceso de peso desencadena alteraciones de tipo psicológico, porque los gorditos sobre todo los niños, en la escuela son objeto de burla.
Conforme aumenta la edad, las personas afectadas modifican sus relaciones con los demás, pues se pueden sentir en ocasiones deprimidos, apáticos, o bien irritables hasta llegar a la agresividad, muchas veces se aíslan y evitan asistir a reuniones o eventos sociales porque se acomplejan, o no les gusta cómo se les ve determinada prenda de vestir, se vuelven demasiado hipersensibles o volubles, son muy dados a padecer neurosis y estrés, además el ser obeso incrementa el riesgo de sufrir alteraciones crónico-degenerativas, afecciones respiratorias y digestivas, problemas osteoarticulares, etc.
De hecho sabemos que “la obesidad es el aumento del tejido adiposo en mayor proporción por el exceso de energía que se consume y no se gasta”, sin duda esta enfermedad es una de las más difíciles de tratar, porque se relaciona con muchos aspectos: genéticos, biológicos, emocionales, ambientales y sobre todo de malos hábitos. De ahí que el tratamiento de la obesidad deba ser integral y permanente para evitar que la persona vuelva a subir de peso.
Lo que no funciona de las dietas
El problema con la mayoría de las dietas es que no son personalizadas, se recomiendan para todos, sin conocer a fondo el origen del sobrepeso. Por otra parte son demasiado rígidas, por lo general sugieren menús tediosos y productos costosos, que no cumplen con los principios básicos de la buena nutrición, es decir la variedad y el equilibrio entre los nutrimentos.
No todas incluyen un programa integral para el tratamiento de la obesidad, y hay otras que utilizan técnicas inaceptables, o bien muchas no son bajo supervisión médica especializada y puede existir una mala orientación, ya que para tratar a una persona obesa se requiere de conocimientos, dado que son pacientes que pueden traer consigo una serie de problemas como lo mencioné anteriormente que sólo un médico puede tratar, pues se debe conocer el estado general del paciente, desde los antecedentes heredofamiliares, antecedentes patológicos como diabetes, hipertensión, etc., y en caso de que esté indicado algún tipo de fármaco, el médico es el que debe prescribirlo con conocimiento de causa.
El error de muchas dietas es que exigen la ingestión de un solo alimento. Por ejemplo: Hipercalórica, un gran porcentaje de grasas o carbohidratos, o bien hiperprotéica, un exceso de proteínas sobre todo de origen animal, carne, huevos, etc., otras sugieren frutas y verduras en todo un día: bueno, pudiera ser que el seguir cualquiera de las dietas mencionadas una persona perdiera peso, pero ello no obedece a que la dieta sea adecuada, y pueden acarrear otras consecuencias a corto o largo plazo, por ejemplo: alteraciones en la salud, como una descompensación metabólica, una desnutrición o bien acumulo de grasa en las arterias, que en muchas ocasiones es lo que mata a las personas.
De otra manera, si lleva una alimentación balanceada, comiendo un poco de todo, bajará poco a poco de peso sin sentirse mal, y obtendrá todos los nutrimentos que el organismo requiere.
No debe confiar en programas que le prometen pérdidas muy rápidas de peso, ya que lo único que pierde es líquido y masa muscular y no grasa y puede sufrir una descompensación. La mayoría de las dietas se dirigen únicamente al aspecto estético, más que al tratamiento de la obesidad como enfermedad. Por esta razón la alimentación debe tener las mismas cualidades de una dieta sana, la única variante es que es baja en calorías “hipoenergética”, adecuada a las necesidades de cada persona según: edad, estatura y complexión, debe ser variada, que aporte todos los nutrimentos, esto quiere decir nutritiva, combinable y satisfactoria, que no cause daño a la salud y que no afecte por cierto a su presupuesto. No olvide que “su salud y su belleza son el reflejo de una alimentación adecuada”. ¡Feliz Año Nuevo! Hasta pronto.