BRASILIA, BRASIL.- El presidente electo de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, se reunió ayer con el saliente mandatario, Fernando Henrique Cardoso, iniciando la transición hacia el gobierno que instalará el 1 de enero, primero en el país de raíz obrera.
Tras el encuentro, Lula da Silva, del izquierdista Partido de los Trabajadores, anunció la designación del dirigente del PT Antonio Palocci como coordinador de su equipo en el proceso.
Lula postergó en cambio las expectativas de gran parte de los medios políticos y financieros de Brasil, que esperaban que ayer mismo revelara quiénes conducirán la transición en el área económica.
Cardoso, quien entregará el poder tras dos mandatos consecutivos, recibió a Lula en el Palacio del Planalto, la sede del gobierno.
Lula llegó a bordo de un lujoso automóvil, mientras era saludado por decenas de bulliciosos simpatizantes que agitaban banderas del PT.
El presidente saliente y su sucesor buscan asegurar una transición calma, que permita apaciguar las turbulencias financieras que ha enfrentado Brasil durante la campaña electoral.
Pero agentes económicos y financieros vieron frustrada su expectativa al abstenerse el mandatario electo a revelar otros nombres para cargos clave, salvo el del coordinador de la transición.
“Palocci siempre fue parte del equipo de comando de Lula. El mercado (financiero) esperaba más nombres que el de Palocci”, dijo la economista jefe de BES Investimentos, Sandra Utsumi.
“Tal vez haya alguna frustración porque Lula no haa divulgado al equipo. Una indefinición de dos o tres días puede ser interpretada negativamente”, agregó Alexandre Maia, economista jefe de Gap Asset Management.
Presidente Lula
El líder histórico del PT participó de la reunión con Cardoso acompañado por su vicepresidente electo, José Alencar y los dirigentes de su partido Palocci y Luiz Gushiken, además del titular de la agrupación, el diputado José Dirceu.
Cardoso, en tanto, estuvo acompañado por su vicepresidente, Marco Maciel y el ministro de Hacienda, Pedro Malan, entre otros funcionarios.
Entre sonrisas, Cardoso y Lula se abrazaron y se dieron la mano varias veces ante fotógrafos y camarógrafos.
“Lula no. Ahora es presidente Lula”, dijo el saliente mandatario a los numerosos reporteros que registraban el encuentro y que llamaban por su nombre al ex sindicalista.
El Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB) de Cardoso, cuya dirección se reunió ayer, dijo que ejercerá una oposición “sensata” al futuro gobierno del PT.
Lula, un ex líder sindical, ganó la presidencia el domingo como el candidato más votado en los 113 años de vida republicana del país y se convertirá en el primer operario en gobernar Brasil.
En su primera declaración política como presidente electo, Lula se comprometió el lunes a honrar todos los compromisos del Estado, incluyendo la pesada deuda del país de 260,000 millones de dólares y un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Pero Lula, nacido en la más absoluta miseria, dijo que la prioridad de su gobierno será el combate al hambre, en un país de 170 millones de habitantes donde al menos 50 millones viven en la pobreza y 22 millones carecen de suficiente alimento.
El mandatario electo viajó ayer por primera vez en esa condición desde Sao Paulo a Brasilia, donde se reunió con el presidente del Senado y hará lo mismo con los de la Cámara de Diputados y del Supremo Tribunal Federal, la máxima corte de justicia del país.
Cuando Lula llegaba al Palacio de Planalto, funcionarios de la presidencia se asomaron por los amplios ventanales de la sede de gobierno para observar al ex obrero metalúrgico, quien trabajará en el futurista edificio desde el 1 de enero.
El ex sindicalista, quien dejó en claro que la crítica situación social no le permitirá implementar rápidas soluciones, anunció el lunes la creación de una secretaría de combate al hambre en el país, que tiene la cuarta peor distribución del ingreso del planeta.
Lula moderó su combativo discurso del pasado para llegar a la presidencia en su cuarto intento, dejando en claro que el combate a la pobreza será su prioridad, sin abandonar la política de estabilidad económica implementada Cardoso.
“El mercado (financiero) va a necesitar tener el lado del corazón”, dijo Lula en la noche del lunes en una entrevista con la Red Globo de televisión apelando a la sensibilidad de los operadores económicos.
Con sus escasos anuncios Lula desoyó los llamados del gobierno saliente para que divulgue cuanto antes los nombres del futuro gabinete económico, a fin de tranquilizar los mercados financieros.
“Cuanto antes ellos (por el PT) indiquen el equipo económico mejor será para que los inversores comprendan (...) el rumbo de la política económica del nuevo gobierno”, había dicho ayer por la mañana dijo Pedro Parente, ministro de la presidencia brasileña.
La moneda brasileña, el real, caía el martes a 3.81 unidades por dólar, contra un cierre anterior a 3.77.
El Banco Central, por su lado, indicó que ya garantizó la renovación de casi la mitad de los títulos de deuda de poco más de 1,.800 millones de dólares que vencen el viernes.
Lula ha prometido impulsar un “pacto nacional” con partidos políticos y grupos sociales, y empeñarse “personalmente” en impulsar reformas vistas como imperativas, especialmente en el área tributraria y de la deficitaria seguridad social.
El ex obrero, hijo de padres analfabetos, que no concluyó el colegio primario y jamás ocupó un cargo ejecutivo público, aseguró que gobernará Brasil con todos los sectores sociales, incluyendo los empresarios y no sólo con el PT.