Ciudad del Vaticano.- El Papa Juan Pablo II condenó el domingo aquí el atentado contra varios colonos israelíes en la tumba del patriarca Abraham, en Hebrón, y llamó a los feligreses a promover la cultura de la convivencia de frente a los inmigrantes.
"Deseo expresar mi conmovida participación en el dolor de los familiares de aquellos que, el viernes pasado, fueron víctimas en Hebrón, Tierra Santa, de un ataque vil", dijo el Papa poco antes de la misa dominical del Angelus.
Desde el balcón de su estudio que da a la plaza de San Pedro, el pontífice recordó que el "ataque vil" ocurrió cuando la gente apenas había terminado de rezar, a pocos pasos de la tumba de "aquel que conocemos como nuestro padre común en la fe, el patriarca Abraham".
"Mientras invoco el reposo eterno por quienes murieron, rezo al Señor para que infunda en todos la valentía necesaria para reencontrar la vía de la justicia y de la paz", agregó Juan Pablo II al referirse a las víctimas del atentado del viernes en Israel.
Unos 12 israelíes murieron y más de 30 resultaron heridos en el ataque reivindicado por la Yihad Islámica en el asentamiento de Kiriat Arbá (Hebrón), cuando los colonos se dirigían a la Cueva de los Patriarcas y varios francotiradores abrieron fuego en su contra.
En forma previa el máximo jerarca de la Iglesia católica recordó que en Italia se celebró este domingo la Jornada de las Migraciones, "una cita anual que invita a las comunidades eclesiásticas a reflexionar sobre este importante y complejo fenómeno social".
En alusión a las palabras del apóstol Pablo: "Reciban como Cristo los recibió", Juan Pablo II dijo que "en Cristo, recibiendo a cada hombre, Dios se hizo migrante en los senderos del templo para llevar a todos el Evangelio del amor y de la paz".
"Contemplando este misterio, como no abrirse a la acogida y reconocer que todo ser humano es hijo del único Padre celeste y, entonces, nuestro hermano?", preguntó el pontífice.
Resaltó que vivimos una época de "profundos" cambios que afectan a personas, grupos étnicos y pueblos, al recordad que en la actualidad se registran "graves" desigualdades, en especial entre el norte y el sur del mundo.
"Ello hace que la Tierra, cada día más global, sea desgraciadamente para unos lugar de pobreza y privaciones, mientras en las manos de los otros se concentran grandes riquezas", subrayó el Papa.
Dijo que en este contexto "el otro corre el riesgo a menudo de ser considerado un competidor, tanto más si es diferente por lengua, nacionalidad y cultura".
Ante ello el Papa Juan Pablo II llamó a que se difunda el espíritu de la acogida, que se traduzca en comportamientos sociales de atención, sobre todo ante quien lo necesita.
"Cada quien está llamado a contribuir para hacer al mundo mejor comenzando por el propio ámbito de vida y de acción", resaltó.
El pontífice dijo que espera de corazón que "las familias, las asociaciones, las comunidades eclesiales y civiles se conviertan cada vez más en sedes de hospitalidad, de convivencia civil, de diálogo fecundo".
Los inmigrantes por su parte, agregó Juan Pablo II, "deben respetar las leyes del Estado que les recibe y contribuir así a una mejor inserción en el nuevo contexto social".