Buenos Aires (EFE).- Miles de argentinos bloquearon hoy el centro de Buenos Aires en una pacífica marcha de protesta y recordación del primer aniversario del estallido social que causó la caída del gobierno de Fernando de la Rúa.
Columnas de desocupados bloquearon calles y autopistas de acceso a Buenos Aires en su marcha hacia la Plaza de Mayo, frente a la sede del gobierno, donde mañana, viernes, rememorarán con una concentración la renuncia de De la Rúa a la jefatura del Estado.
Con cánticos de rechazo al gobierno actual y al que cayó el 20 de diciembre de 2001 grupos de manifestantes participaron en múltiples actos de protesta en el centro financiero de la ciudad y en otros grandes centros urbanos del país.
Entre otros actos, se llevaron a cabo manifestaciones de repudio "al poder económico y financiero" ante las sedes de grandes bancos y de la Bolsa de Comercio de Buenos Aires, bajo la amplia operación de seguridad montada por el gobierno para prevenir disturbios.
El jefe del gabinete ministerial, Alfredo Atanasof, destacó que la jornada está transcurriendo en calma e instó a "disipar los temores de que puedan producirse actos de violencia hoy o mañana".
"Hoy no estamos como quisiéramos, pero tampoco estamos tan mal como se pronosticaba a comienzos del año", matizó en una rueda de prensa tras asistir a una reunión del gabinete.
Atanasof opinó que el principal motivo de la marcha de protesta es "reclamar justicia y recordar a las víctimas del año pasado", en referencia a las 33 personas que murieron durante los disturbios que desembocaron en la caída del gobierno de De la Rúa.
En este sentido, sostuvo que durante la gestión de De la Rúa "había un modelo de implosión" económica y "la sociedad no veía una luz de esperanza", lo que formó "el caldo de cultivo para esos fatales desenlaces".
El gobierno de Eduardo Duhalde ha movilizado a unos 15.000 agentes de las fuerzas de seguridad en Buenos Aires y su populoso conurbano, la zona de mayor densidad poblacional del país, ante el temor a que se repitan los hechos de violencia de hace un año.
Las fuerzas de seguridad han sido concentradas en los alrededores de la Plaza de Mayo y frente a grandes supermercados y centros comerciales del conurbano bonaerense.
Mientras, la policía de Tucumán, capital de la provincia del mismo nombre, una de las más empobrecidas por la crisis, detuvo hoy a doce personas sospechosas de intentar organizar saqueos.
En las afueras de Buenos Aires y en otras ciudades, numerosas personas cortaron calles para pedir comida para las "ollas populares" sin que se registraran saqueos, como el año pasado.
La multitudinaria manifestación fue organizada por asociaciones de "piqueteros", como se llama a los trabajadores sin empleo que cortan el tránsito y organizan "ollas populares" para protestar.
También se adhirieron las asociaciones vecinales, partidos de izquierdas, sindicatos y organismos humanitarios, cuyos líderes hicieron un llamamiento a la protesta pacífica y en homenaje a los muertos durante el estallido social del año pasado.
Los "piqueteros" iniciaron el lunes pasado desde distintos puntos del norte y el sur del país una marcha hacia la Plaza de Mayo bajo la consigna de "que se vayan todos, por otro argentinazo y un gobierno del pueblo".
En la Plaza de Mayo se celebrará hoy por la noche un "aguante cultural", en el que participarán artistas, estudiantes y trabajadores de fábricas que han sido recuperadas del cierre por quiebra.
La Central de Trabajadores Argentinos (CTA), uno de los tres sindicatos del país, llamó a la huelga para mañana, viernes, en adhesión al acto final de la manifestación.
El 19 de diciembre de 2001, una oleada de saqueos a comercios en los alrededores de Buenos Aires fue sucedida por una manifestación de descontento popular y disturbios frente a la sede del Parlamento, tras lo cual el entonces ministro de Economía, Domingo Cavallo, presentó su renuncia.
Las protestas y los disturbios se repitieron al día siguiente en la Plaza de Mayo, en cuyos alrededores murieron seis de las 33 personas fallecidas en choques con la policía o a manos de comerciantes que repelieron saqueos a balazos.
A un año de la caída del gobierno de De la Rúa, la economía muestra tibios signos de reactivación en momentos en que la tasa de pobreza es del 53,8 por ciento de la población y los ingresos de los trabajadores cayeron en un 30 por ciento.