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Monterrey, NL.- El adiós a los conciertos de la máxima figura del Bel Canto, Luciano Pavarotti, prevista para el 2005, prosiguió ante tres mil personas que en el jardín del lago del Parque Fundidora en la ciudad de Monterrey, aclamaron al tenor italiano.
El recital, que ofreció acompañado de la soprano, Analissa Raspagliosi, y del pianista, Leone Magiera, y presedido de una ovación de pie por parte de los asistentes, se compuso de arias barrocas, canciones románticas, hasta fragmentos de óperas como La Bohéme o La Traviata que le valió la máxima aclamación al final del espectáculo.
Fue un concierto que no permitió escuchar ya en plenitud al tenor de 67 años de edad, lo cual no importó al público, quien tímidamente se atrevió a pedir la interpretación de la mundialmente conocida O sole Mío.
A fin de cuentas, a los ídolos de la talla del maestro Pavarotti, no se les puede exigir, y en cambio sí consentir hasta un leve retraso de 15 minutos en el inicio del recital, pero qué más daba, se estaba ante una noche única para decirle adiós y disfrutar al tenor más grande desde Enrico Caruso.
Per la gloria de Adorarvi, Gia Il Sole dal Gange y Che Fiero Costume, fueron las arias barrocas con que la estrella, con 41 años en los escenarios, inició su actuación.
Sin embargo, la primera gran ovación de la noche fue al interpretar Che Gelida Manina, a la que le siguieron las arias también de la Bohén, Si, mi Chamano Mimi y O Soave Sanciulla, -ésta última con un magistral dueto con Raspagliosi-, para concluir la primera parte del programa.
Posteriormente, Pavarotti extasió a sus seguidores con Serenata, Luna D’ state y las románticas Non T’ amo Piu y L Ultima Canzone y dejar reservado el “encore sorpresa” para el final de su presentación en esta metrópoli.
Si bien no complació con O Sole Mio, el llamado también “Rey del Do de Pecho” regaló a cambio Granada de nuestro mundialmente conocido Agustín Lara, y prosiguió con La Donna é Mobile, de Rigoletto, y el final de la noche de gala en el Lago del Parque Fundidora se acercaba.
En un escenario sencillo, donde sólo resaltó la figura del italiano y sus dos acompañantes, con un fondo negro, igual que su traje, el tenor en compañía de Raspagliosi -solista del coro de San Juan de Letrán en Roma-, cerraron con el fragmento del brindis de la Traviata.
En este fragmento, el tenor pidió al público acompañarlo en los coros, lo que fue respondido de inmediato, el final llegó y de nuevo los aplausos y la ovación de pie para decir: “Chia Pavarotti, hasta siempre”.
Portando un pañuelo blanco y su inseparable clavo doblado como amuleto en su bolsillo, el ídolo se limitó a expresar su deseo al selecto público de que hubiera disfrutado su recital y un simple: “Espero volver un día”.
La velada para los amantes del Bel canto, entre los que destacaron, fueron el titular de la Secretaría de Educación Pública (SEP), Reyes Tamez Guerra y el gobernador Fernando Canales Clariond, tuvo como preludio una ambientación italiana donde jóvenes personificaron figuras del carnaval de Venecia.
Asimismo, se escuchó música de fondo en vivo, a cargo de un acordionista de música napolitana y un cuarteto de cuerdas, anticipaban una noche inolvidable, Al final, Tamez Guerra y Canales Clariond, calificaron como excelente la actuación del tenor italiano y sus acompañantes, y coincidieron en señalar como la parte más emotiva, la interpretación que Pavarotti hizo de Granada.
Esta fue la primera actuación de Pavarotti en su gira de despedida por México, pues en próximos días tiene previsto un concierto en Guadalajara.
Es un tenor de nacimiento
Cuando Luciano Pavarotti emitió su primer “gran agudo” hace ya 67 años, el médico que le dio la bienvenida al mundo supo que sería un gran tenor. Y es que su llanto fue tan intenso como para dejar en claro que ya llevaba consigo la energía y el espíritu suficientes para alimentar al mundo con los sueños que lleva a cuestas la ópera.
- “Tengo mucha suerte de poder seguir cantando, son muchos (recuerdos) y es difícil dar con uno solo”.
-“(Cantar) Siempre ha sido un placer. Es una manifestación artística con cualidades muy particulares, más hoy en día, que en el pasado”.
-“Cantar me ha dado la posibilidad de soñar y eso es estar sentado en la mejor silla de la vida. Un artista vive la vida naif de un soñador, eso es lo que la profesión me ha dado, la capacidad de soñar, sigo siendo un soñador; sueño con la paz”.
-“Yo soy un hombre de paz, ahora las Naciones Unidas deberían estar pugnando por la paz, por evitar esto (la guerra). Siempre he pensado que la guerra no tiene sentido, es terrible ver a los jóvenes, a los niños muertos”.
-“La música lo puede todo, puede tocar los corazones de la gente que tiene dinero para convencerlos de dar un poquito de lo que tienen a los que no lo tienen, a los que están muriendo. Ésa es una de sus cualidades, tocar los corazones de la gente, es el arte de la gente”.
-“La ópera es como una pieza de mobiliario viejo, pero que mientras más añeja se torna, más placer deja”.
-“(La ópera) es algo incluso como irreal en estos días, algo que se quedará ahí como un recuerdo, un sueño, y está perfecta así, no debe cambiar. Se quedará con nosotros siempre”.
-En la suite presidencial de su hotel, el italiano se ha dedicado a descansar, luego de un viaje de más de 20 horas, informaron voceros cercanos a la producción.
FUENTE: Agencias.