TORREÓN, COAH.- El olor a alcohol y la falta de dinero para comprar hasta lo más indispensable, es algo que Regina conoce muy bien. Desde hace tres años está casada con un “alcohólico”. Al principio le hacía gracia que su esposo llegara tomado porque se ponía cariñoso, pero ahora sus “borracheras” se han convertido en un infierno constante para su matrimonio.
Regina vive en el ejido La Unión. Asegura conocer bien todos los lugares donde su esposo Javier acude casi a diario a comprar cerveza: “son muchos, pero si te digo dónde están luego hasta a mí me puede pasar algo, los policías bien que saben y nunca hacen nada”.
Cuando Regina conoció a Javier jamás imaginó que su vida se convertiría en un infierno: “el dinero nunca alcanza para nada porque todo se lo gasta en cerveza, de buenas que no hemos podido tener hijos porque no tendría ni un peso para darles de comer”.
A consecuencia de las constantes borracheras de Javier, Regina tuvo que comenzar a trabajar como doméstica en una casa de la colonia San Isidro, le pagan 400 pesos a la semana, dinero que esconde para que su esposo no se lo gaste en comprar alcohol.
“Pero lo peor es que cuando está borracho y le reclamo me pega, por eso ya ni le digo nada, pero aquí en el rancho casi todos los hombres son así, primero se juntan para tomar y luego ya borrachos se comienzan a pelear entre ellos, una vez a mi esposo lo hirieron con una navaja”.