Entre finales de la década de los cincuenta y principios de los sesentas, se comenzaba a sentir en Brasil un optimismo y un orgullo especial como resultado de diversos y decisivos acontecimientos.
João Gilberto había comenzado con la era de la bossa nova, a través de la grabación del tema Chega de Saudade en 1958. El país entero prestaba especial interés a lo que fuera el inicio de la construcción de la ciudad de Brasilia, como futura sede del gobierno y capital de la nación. Así mismo, descubría el gran porvenir de dos jóvenes promesas del fútbol: Pelé y Garrincha, quienes formaban parte de la selección que ganaría la copa mundial de fútbol ese mismo año.
En 1964, cuando Elis Regina Echeverría llega a Rio de Janeiro proveniente de su ciudad natal Porto Alegre, tenía 19 años de edad. Para ese momento la bossa nova deja de lado el amor, la sonrisa y la flor para entrar con fuerza en la escena musical del momento. También, el cineasta Glauber Rocha con muchas ideas y cámara en mano, da inicio al “Cinema Novo”.
Elis, que no era nada tranquila ni tímida, tomaba las riendas de su vida enfrentando a Brasil y a Rio de Janeiro de forma agresiva y desconfiada. Para quién venía de cantar boleros y versionar temas, el sonido "cool" de la bossa nova no tenía cabida en su estilo. Su voz desentonaba radicalmente del caracter intimista de este género, donde el verbo cantar era conjugado con suavidad, en femenino. La bossa nova para el lenguaje del jazz, era refrescante, en cambio la voz de Elis era cálida y explosiva. Tan distintas como el agua y el vino.