TORREÓN, COAH.- Juan Roberto Rodríguez, quien habita la casa marcada con el número 82 de la calle Del Carbón en el fraccionamiento Obispado al Oriente de la ciudad, al igual que más de cincuenta vecinos del sector viven en la incertidumbre y padece la impotencia, pues a cuatro años de lucha para que les reparen sus viviendas, no han tenido respuesta a su justa demanda.
Todos los días, cuando observa la grieta formada en la primera recámara de su casa, resiente el fraude de que fue víctima por parte del Instituto del Fondo Nacional de la Vivienda para los Trabajadores (Infonavit) y la compañía constructora “DINSA”: Es injusto pagar una deuda de más de 200 mil pesos que seguirá creciendo, por una vivienda que a los pocos días de habitada exhibió vicios de construcción, material de ínfima calidad y que no cumple con los requisitos mínimos ordenados por Obras Públicas y la misma ley del organismo, sostiene.
En octubre de 1998 Infonavit otorgó créditos a más de 120 familias que habitarían el fraccionamiento Obispado a cuyos trabajadores les empezó a descontar por la deuda de una vivienda que todavía no se construía, recordó Juan.
En abril del 99 empezaron a habitar las casas del citado sector y lo que parecía el sueño hecho realidad para muchas familias que anhelaban una casa propia, se derrumbó cuando empezaron a descubrir las fallas de la vivienda: cuarteaduras, techos de casetón demasiado débiles, construcción sin cimientos, algunas con riesgo de derrumbarse, empezando así la protesta de los vecinos.
Siendo delegado del Infonavit Juan Bosco Muro y titular de la oficina local del organismo Ricardo Moncada, los vecinos del fraccionamiento presentaron su inconformidad por primera vez en la subdelegación de esta ciudad, sin embargo pasó el tiempo y no tuvieron respuesta positiva a la demanda.
Los afectados iniciaron un proceso con el cual se les suspendió la retención del descuento, el cual se reanudaría después de que les repararan sus viviendas. En la actualidad se mantiene ese acuerdo, pero temen que el adeudo se haya incrementado tomando en cuenta el sistema de recuperación del crédito que otorga Infonavit que se incrementa conforme aumenta el salario mínimo vigente en el Distrito Federal.
Los funcionarios antes citados salieron del organismo y hoy –Imelda González, delegada estatal y Eduardo González, subdelegado en esta ciudad--, desde su ingreso a la dependencia, hace más de un año, también “nos traen con puras vueltas”, aseguró el afectado.
Recordó que la compañía constructora aportó 150 mil pesos para el inicio de la reparación de viviendas, sin embargo sólo se usaron cincuenta en la realización de algunos peritajes y del resto se desconoce qué pasó; ello ocrrió estando Bosco Muro como funcionario estatal, precisó.
La última reunión que sostuvieron con representantes del Infonavit, ocurrió hace tres semanas y como siempre la respuesta de la delegada estatal es en el sentido de que se va avanzando en el trámite, pero la realidad es que “la grieta permanece en la pared y desde ahí se observa la casa del vecino”.
La semana pasada, recordó, estuvieron de nueva cuenta un grupo de representantes del Infonavit para hacer otro peritaje y aseguraron que la casa no se caería y que no se explicaban porqué “la hacían de cuento”, pues todo estaba bien.
Más de 50 habitantes del fraccionamiento mantienen la gestión ante el organismo y el resto esperan la solución del asunto, pues si las casas se reparan tienen que ser todas, eso dicen, sostiene Juan Rodolfo, otros sencillamente mencionan que no tienen tiempo para andar en eso.
Empezaron las amenazas
El problema de los habitantes del Obispado se agravó, desde que varios vecinos empezaron a recibir documentos donde un despacho jurídico contratado por el Infonavit les advierte que deben más de cuarenta mil pesos y si no los pagan serán desalojados de sus casas. El adeudo debe ser cubierto en un plazo de tres días, explicó Juan.
Esta persona, al igual que la mayoría de los habitantes del sector, no se explican porqué se permite tanta impunidad en esta ciudad, la ley es clara cuando se refiere a las sanciones por viviendas mal construídas.
Conforme pasa el tiempo se minimiza la posibilidad que tiene un grupo de personas que confió en el Infonavit para cristalizar el sueño de tener una vivienda digna.