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CONTRALUZ / No muy lejos

No muy lejos vamos a llegar por este camino de acallar las manifestaciones de inconformidad con plomo.

...Asumir un poder absoluto y radical que desacredite cualquier diferencia de pensamiento.

No muy lejos cuando un presidente actúa con tal cerrazón que amenaza y ataca con violencia a quienes no lo apoyan.

...Y cumple las advertencias de aplastar a todo cuanto pueda ir en su contra..

No muy lejos vamos a llegar en la medida en que no aceptemos que mi derecho termina donde comienza el del otro.

...Que la justicia es una, y de todos.

No vamos a avanzar en tanto no actuemos cada uno con sentido ético.

...En tanto no procuremos que la ignorancia, la injusticia y la pobreza se borren de la faz del planeta.

No muy lejos vamos a llegar mientras el poder económico o político se concentre en minorías privilegiadas.

...Y se violente la dignidad humana de maneras aberrantes y prepotentes. No muy lejos vamos a llegar cuando en el corazón del hombre no quepan la misericordia y la equidad.

...Y en su mente no empiecen a regir la verdad y la inteligencia.

No muy lejos llegaremos mientras neguemos que hay un Dios. Y que cada una de sus criaturas es igual al resto, por el solo hecho de existir.

No muy lejos vamos a llegar en un mundo que se ha olvidado de su pequeñez dentro del marco inacabable del Universo.

...Y no ha aprendido a reconocer con humildad que la vida es un milagro y la muerte una puerta a nuevas dimensiones.

No muy lejos vamos a llegar mientras no sepamos mirar en derredor.

...En tanto no enseñemos a nuestros niños a vibrar con los colores de un nuevo amanecer; a respetar profundamente la naturaleza.

No muy lejos cuando utilizamos distinto lente para ver un embrión humano y el oso panda, o el rinoceronte blanco.

No en tanto continuemos actuando para nuestro propio beneficio, sin importarnos si el vecino vive o muere.

No muy lejos llegaremos en tanto endurezcamos nuestro corazón y no sepamos escuchar el llanto del mundo.

Porque nuestro mundo llora de mil maneras: A través de las madres que pierden al hijo enflaquecido entre sus brazos, y simplemente lo depositan a la vera del camino para ser devorado por las aves.

Llora en cada viejo que camina tambaleándose, y se lanza a cruzar calles sin que los vehículos respeten sus limitaciones físicas.

Llora nuestro mundo cuando dos seres que se han jurado amor se vuelcan en luchas de poder; agresiones verbales o físicas, con los hijos de por medio.

Llora nuestro mundo por el hambre de los que no encuentran trabajo, y por la apatía de quienes no encuentran motivos dentro de ellos para luchar.

Llora nuestro mundo en los llantos hondos y en las risas huecas. En las palabras violentas como en las frases vanas. Entre plomazos igual que en medio de los bullicios ensordecedores de quienes no se atreven a mirar dentro de su pecho.

Llora nuestro mundo por los que han dejado de creer; por quienes no saben trazarse un plan de vida y se pasan la existencia al margen, hasta el final.

Llora nuestro mundo por quienes han perdido la ilusión de levantarse cada mañana, y por aquellos que se duermen deseando ya no despertar más.

Llora por un cuerpo que se sacia de sexo para no atender la soledad que late debajo de su piel.

Llora por aquellos que prueban puertas falsas cansados de no encontrar la única puerta que lleva a la satisfacción personal.

Llora nuestro mundo; de vez en vez grita y se violenta. Pero no llega muy lejos, porque tiene atados los pies entre telarañas, y teme conocer el riesgo de ser libre.

Y se va consumiendo lentamente; se devora a sí mismo y a sus hijos en grandes bocados amargos. Simplemente porque no sabe qué hacer; ha perdido la brújula, y la oscura noche no permite ver la estrella del norte que le ayude a guiarse.

Zozobra en medio de las turbulentas aguas de alta mar, sin saber que se ha alejado de tierra por necedad, y ahora no encuentra su derrotero.

No hay manera de regresar la cinta y volver a empezar desde cero. Como el ave fénix toca al mundo renacer de sus propias cenizas.

...Arrancarse las ataduras; revolotear hasta sangrar, pero sabiendo que es la única forma de emprender rumbo a puerto.

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