Pareciera que el presidente del Comité Ejecutivo Nacional del PRI, Roberto Madrazo, quisiera lograr aquello que algunos de sus antecesores en ese puesto quisieron hacer: la refundación del Partido Revolucionario Institucional y como si quisiera seguir esa máxima que hoy en día se propone a muchas instituciones y que se conoce en el management como “back to basic” apeló recientemente al fundador de dicho partido: “En la mejor tradición de Plutarco Elías Calles, convocamos a las fuerzas políticas de origen y principios demócrata-sociales, a pactar una gran alianza”.
La convocatoria de Elías Calles en 1928, tras el asesinato del recién reelegido Obregón y poco antes de rendir su último informe de gobierno, en el que señaló que había terminado la época de los caudillos y se iniciaba la época de las instituciones se realizó en el desaparecido Hotel Regis de la Ciudad de México, convocando a las diversas facciones revolucionarias subsistentes para plantearles la necesidad de crear una institución capaz de representarlos a todos y, al mismo tiempo, tuviera la capacidad de mantener el poder de forma indefinida, con lo cuál desde el poder creó algo más que un partido político, para mantener bajo el espectro ideológico revolucionario popular a las diversas facciones que habían combatido en la Revolución Mexicana, pero que habían mantenido la pugna ahora entre sí.
En aquella época era claro que los principios demócrata-sociales (o socialdemócratas) estaban alineados en un espectro que se colocaba dentro del marco de la llamada ‘izquierda popular’ y por eso la conformación del Partido Nacional Revolucionario se concibe como un partido de masas, cuyo propósito sería seguir la línea de la revolución popular.
Pero esa lectura histórica no es necesariamente la que puede interpretarse hoy en día, con lo cuál surge una pregunta lógica: ¿A qué convoca ahora Roberto Madrazo? ¿Será una propuesta ingeniosa que busca atrapar para el PRI un posicionamiento político del que en estos meses pre-electorales va a ser reiteradamente publicitado, tras el reciente triunfo de Lula en Brasil y el supuesto reposicionamiento de la ideología política social-demócrata-popular o populista? ¿Será una intentona para arrebatarle esa bandera al PRD?
¿Será un pretendido deseo de hacer creer al electorado priista que la actual dirigencia de ese partido reniega de los tres últimos gobiernos emanados de dicho partido en los que se rompió tajantemente con la línea socialdemócrata y nacionalista revolucionaria, de claros perfiles ideológicos que desarrolló el PRI durante los gobiernos de Echeverría y López Portillo y que condujeron a la terrible crisis económica y social de los años ochenta, que tuvo que ser controlada a base de la imposición de medidas de ordenación económica, hoy en día tachadas de neoliberales y en tal virtud anatemizadas rotundamente, pero que en su momento fueron las que impidieron que México no cayera en el caos total y en posiciones parecidas a las que hoy en día se viven en Venezuela o Argentina por ejemplo? O bien ¿Será simplemente un llamado a todos los partidos diferentes al PAN para ponerse de acuerdo y descalificar en todo momento todo lo que haga o deje de hacer el actual gobierno con el fin de integrar un frente común que mantenga en la Cámara de Diputados que surja de las elecciones de julio próximo la misma incapacidad de conseguir consensos con el Gobierno federal?