La incertidumbre respecto a la recuperación de la economía de Estados Unidos y la intranquilidad política en Brasil contribuyen, entre otros factores, a inquietar los mercados financieros en América Latina. México no se ha escapado de esa volatilidad. La bolsa de valores ha caído considerablemente en las últimas semanas y el peso perdió terreno frente al dólar en la segunda mitad del mes pasado.
Banco de México (Banxico) consideró que la creciente intranquilidad cambiaria durante el mes de septiembre podía afectar negativamente las expectativas inflacionarias del público y hacerlas incompatibles con la meta de inflación para este año y con el objetivo de 3 por ciento para el 2003. Por ello decidió elevar el ?corto? de 300 a 400 millones de pesos el lunes de la semana pasada, con la intención de corregir ?las expectativas inflacionarias de mediano plazo? y acercarlas a la meta oficial.
La influencia de un Banco Central, ya sea Banxico o la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) es, en la práctica, más limitada de lo que se piensa. Los instrumentos de política monetaria de los bancos centrales sólo tienen una influencia indirecta sobre el nivel de las tasas de interés y tardan, por lo menos, entre 6 y 18 meses en surtir efecto sobre el sector real de la economía y afectar la tendencia de la inflación.
En EU, por ejemplo, la Fed sólo controla la tasa de interés del mercado de los fondos federales. En cambio, nuestras autoridades monetarias no controlan, en la práctica, ninguna tasa de interés. El instrumento de política monetaria que aplican, conocido brevemente como objetivo de saldos acumulados, consiste en que el saldo diario de los depósitos y sobregiros de todos los bancos en sus cuentas corrientes en Banxico tiene que llegar, en cada ciclo de 28 días naturales, a un monto acumulado que puede ser positivo, cero o negativo. La administración de este ?saldo acumulado? mediante los anuncios de ?cortos? o ?largos? busca enviar señales respecto a la dirección en la que se desea se muevan las tasas de interés. Por ejemplo, un objetivo de saldos acumulados negativo o ?corto? es una señal de política monetaria restrictiva que intenta contener las presiones inflacionarias. Las tasas de interés suben si los mercados reaccionan en la dirección que esperan las autoridades. Ello, a su vez, atenúa el crecimiento de la demanda y reduce las presiones sobre los precios. El alza en las tasas, además, abate indirectamente la inflación si el peso se aprecia, ya que tiende a reducir los precios de los productos importados y los que compiten con las importaciones.
En la práctica, sin embargo, la eficacia del ?corto? para afectar la dirección en que se mueven las tasas de interés y, con ello, el resto de la economía no es clara. Un mismo nivel del ?corto? ha sido compatible con tasas de interés que van desde 6 hasta casi 18 por ciento, así como con una mayor volatilidad de las mismas en relación con las de países que usan instrumentos más ortodoxos de política monetaria.
Los movimientos recientes en el nivel del ?corto? parecieran indicar que las autoridades consideran que la eficacia de este instrumento, así como el fenómeno mismo de la inflación, dependen esencialmente de lo que suceda con las expectativas de los agentes económicos, más que de sus repercusiones sobre el nivel de las tasas de interés y, en consecuencia, sobre la demanda agregada. Sólo así se explica que desde enero del año pasado se hayan realizado cinco modificaciones del ?corto? en distintas direcciones, pero todas con el mismo objetivo de alcanzar las metas inflacionarias oficiales. Así, el ?corto? se mantuvo de enero a mayo de 2001 pero las tasas de interés descendieron y el peso se apreció en vez de depreciarse como respuesta al descenso de las tasas. Hubo luego dos reducciones del ?corto? que no cambiaron esa tendencia el año pasado. Este año las autoridades primero elevaron el ?corto? en febrero, lo que no afectó significativamente el nivel de las tasas de interés ni el precio del dólar. En cambio, su disminución en abril contribuyó a depreciar el peso, pero no tuvo un efecto sensible sobre el nivel de las tasas de interés. Factores externos y el enrarecimiento del entorno político interno debilitaron aún más al peso al cierre del verano, lo que llevó al incremento más reciente del ?corto? el lunes 23 de septiembre.
Considero, sin embargo, que los movimientos recientes de las tasas de interés y del precio del dólar en México responden más a las condiciones de los mercados financieros internacionales y la situación de Brasil que a la decisión de aumentar el ?corto?. De hecho, no estoy convencido sobre la efectividad de este instrumento de política monetaria, como tampoco lo están algunos funcionarios del Fondo Monetario Internacional, quienes en un reporte reciente sugieren reemplazarlo por mecanismos más transparentes de regulación monetaria. Este es, de hecho, un buen consejo, que debe atender pronto Banxico. En 2000 y 2001 el precio del dólar jugó un papel crucial en el descenso de la inflación en México. Sin embargo, ese no será el caso durante 2003, cuando la incertidumbre que caracteriza a la economía global y las muy probables complicaciones del ambiente político interno en un año electoral mantendrán el precio del dólar por encima de los diez pesos. En ese contexto, es crucial que nuestras autoridades monetarias cuenten con las mejores herramientas de política monetaria para contener las presiones inflacionarias, y el ?corto? no es una de ellas.
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