EFE
Washington, EU.- El Grupo de los 10 (G10) dio ayer su apoyo a la propuesta de un mecanismo de reestructuración de la deuda de los países que promueve el Fondo Monetario Internacional (FMI) y que seguiría reglas similares a las declaraciones de bancarrota. El Fondo Monetario promueve la creación de un mecanismo de bancarrota, o moratoria temporal, que permita a los países seriamente endeudados realizar una reestructuración controlada de sus deudas bajo la protección del sistema financiero internacional.
Al término de una reunión celebrada en Washington, el G10 coincidió con el FMI en que son complementarios los enfoques estatutario y contractual para responder al problema creado por deudas insostenibles de naciones que deben ser reestructuradas.
Los ministros y gobernadores de los bancos centrales “coincidieron en que una serie de provisiones en los contratos de deuda soberana aumentaría la resolución de la deuda y fomentaría una expansión ordenada del mercado para la deuda de los mercados emergentes”, dijo el G10.
El G10 está en realidad integrado por once países: los miembros del Grupo de las Siete naciones más industrializadas (Alemania, Japón, Estados Unidos, Reino Unido, Italia, Canadá y Francia), más Bélgica, Holanda, Suiza y Suecia.
Su reunión se celebró en Washington con motivo de la asamblea del FMI y el Banco Mundial (BM) que se desarrolla este fin de semana, con la participación de representantes de sus 184 países miembros.
El papel que asumiría el FMI dentro de ese mecanismo ha despertado las críticas del sector privado, especialmente en Estados Unidos, que desconfía del liderazgo de esa institución en el proceso.
La subdirectora del FMI, Anne Krueger, confía en que el CFMI, el órgano que tiene el mandato político del Fondo Monetario, otorgue hoy, la autorización para la propuesta, que ella ha impulsado personalmente.
Para aprobarse, deben modificarse los estatutos del FMI, algo complicado en un organismo que tiene 184 miembros, aunque en cualquier caso tardaría años en poder ponerse en marcha.
Durante el proceso de moratoria temporal, el país que se acoja a ese mecanismo no pagaría sus compromisos y ejecutaría reformas para poder reestructurar su deuda.
Ese mecanismo se ha inspirado en la crisis de Argentina, que en diciembre declaró una moratoria de la deuda con los acreedores privados y se encuentra en dificultades para hacer frente a los pagos contraídos con los organismos financieros.