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MÉXICO, D.F.- La Organización Internacional del Trabajo (OIT) concluye que el trabajo infantil continúa siendo un problema grave.
Asimismo, reconoce que las actividades peligrosas que desempeñan menores de edad son mayores de lo que se suponía, pues de los más de 350 millones que laboran en el mundo, casi 171 millones lo hacen en circunstancias de alto riesgo.
De acuerdo con un balance sobre los aspectos notables de la estrategia y de las actividades llevadas a cabo en 2002 por el Programa Internacional para la Erradicación del Trabajo Infantil (IPEC), el organismo señala el crecimiento de la explotación sexual comercial de menores, tema sobre el cual inició un programa en México.
El documento señala que en América Latina y El Caribe se calcula que casi 22 millones de niños, o sea uno de cada cinco, trabajan, y advierte sobre el crecimiento de este fenómeno entre las poblaciones rurales e indígenas, donde impera la pobreza y el bajo nivel de educación.
Señala que la mayor parte de los niños trabajan en el sector informal y aproximadamente la mitad en las zonas rurales, por lo que las estrategias del IPEC en la región se centrarán en las peores formas de trabajo infantil y en el fortalecimiento del impacto y sustentabilidad de sus actividades.
Datos del 2002, precisan que unos 352 millones de niños de 5 a 17 años de edad se dedican en el mundo a alguna forma de actividad económica, incluidos 211 millones de niños pertenecientes a los grupos de edades de 5 a 14 años. El mayor número de 5 a 14 años de edad (127.3 millones) corresponde a la región de Asia y el Pacífico. Ocupan el segundo y el tercer lugar el África subsahariana y América Latina y el Caribe, con 48 millones y 17.4 millones, respectivamente.
El organismo internacional resalta que "la eliminación de los abusos frecuentes y aberrantes de que son víctimas los niños y niñas ha de continuar siendo una de las prioridades esenciales de la humanidad. Este reto es colosal y sólo puede enfrentarse con intervenciones innovadoras y en gran escala de los gobiernos, los interlocutores sociales y las ONG, con asistencia de la comunidad internacional, incluido el Programa Internacional para la Erradicación del Trabajo Infantil".
La OIT subraya que no obstante de que aún falta mucho para combatir el fenómeno en cuestión, en el 2002 se consiguieron importantes avances en diferentes ámbitos, como en la iniciativa para la constitución de redes que se había iniciado el año anterior.
Este proyecto tiene como fin estimular la constitución, a nivel nacional, regional, interregional y finalmente mundial, de redes integradas por instituciones y asociaciones competentes y dinámicas que puedan actuar como fuerza permanente en las actividades contra el trabajo infantil.
Para la OIT, la razón de eliminar el trabajo infantil se fundamenta en dos perspectivas distintas: la primera se basa en el respeto de los derechos universales del niño mientras que la segunda apunta a los efectos perjudiciales para el desarrollo económico del fenómeno en cuestión, en especial para el desarrollo a largo plazo del capital humano.
En tal sentido, considera como fundamental hacer énfasis en atacar la falta de acceso a una educación de calidad y la carencia de empleo o de fuentes de ingresos suficientes para los padres de familia.