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SAO PAULO, Brasil.- El presidente electo Luiz Inácio Lula da Silva anunció ayer a sus compatriotas un “nuevo modelo económico” y para avanzar en ese rumbo reclamó el restablecimiento de las líneas de crédito para Brasil y el apoyo de los organismos financieros internacionales.
“No voy a decepcionar al pueblo brasileño”, dijo al emitir su primer mensaje como mandatario escogido por las urnas. Su toma de mando está prevista para el 1 de enero. “La mayoría votó por la adopción de otro modelo económico y social, en el que todos tengan sus derechos básicos asegurados”, señaló.
Eso significaría una dirección diferente a la impresa por el actual gobierno de Fernando Henrique Cardoso, que condujo una amplia apertura de la economía brasileña y privatizó muchos de los monopolios estatales.
Silva, o Lula como es popularmente conocido, manifestó que la primera acción de su gobierno será una campaña contra el hambre, que agobia directamente a más de 20 millones de brasileños y cuya persistencia calificó como el clamor más grande dirigido a su gobierno.
“Si al final de mi gobierno (en cuatro años) logro que todos los brasileños puedan comer tres veces al día, habré considerado cumplida mi misión”, dijo.
En una manera de reducir las expectativas que su elección ha creado entre los brasileños, Silva declaró:
“El pueblo brasileño sabe que aquello que se dejó de hacer en una década no puede ser resuelto con un golpe de magia. No hay solución milagrosa para tamaña deuda social agravada durante el último período de gobierno”.
En el lenguaje característico de los católicos de izquierda anotó que su gobierno lleva el legado de todos los fundadores del PT, hace 22 años, y que combatirá por disminuir la exclusión social y a favor de “los desamparados, los humillados y los ofendidos”.
Pero es posible, dijo, comenzar a trabajar desde el primer día, combatiendo la vulnerabilidad externa de Brasil, en la cual identificó una de las causas para las turbulencias que ha vivido la economía en meses recientes y que provocaron una fuerte depreciación de la moneda.
Sin embargo, advirtió que “la dura travesía que Brasil estará enfrentando exigirá una severa austeridad e implacable combate a la corrupción”.
En lo internacional sus pasos estarán orientados por la búsqueda de una “globalización solidaria” en la que los países pobres “puedan revertir estructuras injustas y excluyentes”. Destacó una prioridad de su gobierno: Robustecer el Mercosur, el pacto comercial con Argentina, Paraguay y Uruguay, del que también son parte Chile y Bolivia, y promover una “negociación soberana” hacia la creación del Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA), dentro de la búsqueda de “un nuevo orden económico internacional que disminuya la injusticia”.
“Nuestro gobierno va a honrar todos los contratos establecidos por el gobierno y no va a descuidar el control de la inflación y mantendrá la responsabilidad fiscal, que ha sido característica de los gobiernos del PT”, dijo.
“Mi corazón late fuerte”, expresó. “Sé que estoy sintonizado con la esperanza de millones y millones de brasileños”.