Al final de esta columna se halla un vitando cuento de color subido. Sólo podrán leerlo quienes conozcan el sutil y útil arte de hacer "concertacesiones" con su conciencia. Los demás, favor de abstenerse. Antes narraré algunas inocuas historietas y haré una reflexión política más inocua aún... Solfario, estudiante de música, le pregunta a Dulcilí: "-¿Conoces el Largo de Haendel?”. Responde ella, ruborosa: "-Eso apenas su señora”... Por vez primera la recién casada vio a su flamante maridito completamente al natural, y puso cara de desilusión. Le dice el muchacho: "-Acuérdate, Susiflor: tú me dijiste que te gustaban las pequeñas cosas de la vida”... El actor de cine va con el director de la película y le dice: "-En la escena de la fiesta alguien me ofrece un whisky y lo rechazo”. "-Así es” -responde el director mirando el guión. Le informa el tipo: "-Tendrán que usar un doble”... Hamponito, el hijo del narco de la esquina, le pidió a su papá que mandara ejecutar a su maestro de la escuela. "-Sabe demasiado” -le explicó hablando entre dientes... La indita piel roja le pregunta a su mamá: "-¿Por qué mis hermanos y yo tener nombres tan raros?”. Responde la madre india: "-Los nombres hacer referencia al motivo por el cual ustedes estar en este mundo. Tu hermanita llamarse ‘Lluvia Eterna’ porque una vez llover una semana seguida: tu padre y yo no poder salir del teepee, y entonces encargarla. Tu hermano llamarse ‘Plenilunio’ porque una noche haber luna llena preciosa; tu padre y yo ponernos románticos esa noche, y encargarlo. Ustedes llamarse según la causa de su nacimiento. ¿Entender tú, ‘Píldora Olvidada’?”... Al día siguiente del segundo informe de Vicente Fox hizo publicar el Gobierno Federal, en periódicos de todo el país, una plana entera a fin de hacer propaganda a los supuestos cambios logrados por la administración. En esa plana se recogen opiniones de ciudadanos, decires de cuyo conjunto se deduce que vivimos en el mejor de los mundos posibles. Si ese mundo es el de la propaganda podremos aceptar que vivimos en una nueva Utopía. La realidad, sin embargo, es muy tozuda, y sigue mostrando visiones de pobreza, desempleo, inseguridad. Quizá ando equivocado, pero pienso que debemos hacer más caso de la realidad que de la propaganda... Y ahora he aquí el anatematizado chascarrillo que arriba se anunció... Pepito llegó a la edad adolescente. Un día su mamá lo sorprendió en trance solitario de carnalidad. No se preocupó la señora, pues bien sabía que tal cosa es propia de la edad y que ningún mal deriva de ella en circunstancias de normalidad. Pero notó que aquello se repetía con frecuencia, y entonces sí se preocupó. Decidió llevar a Pepito con el señor cura. El padre Arsilio recibió a Pepito en la sacristía, tras atender a una feligresa que le había llevado un pastel a regalar. Previamente enterado del problema por la mamá de Pepito el sacerdote le preguntó al muchachillo: "-¿Por qué haces eso, hijo?”. "-Para matar el tiempo, padre” -contesta Pepito. En eso el sacristán le avisa al señor cura que alguien le hablaba por teléfono. Salió el padre Arsilio. Cuando regresó, el pastel había desaparecido. "-¿Dónde está mi pastel?” -pregunta el sacerdote-. "-¿Me lo comí” -responde Pepito. "-¿Por qué?” -se indigna el cura. "-Es que usted tardó mucho -explica Pepito-, y no tenía yo nada qué hacer”. "-¡Desdichado! -clama hecho una furia el padre Arsilio-. ¿Y por qué no te ponías a matar el tiempo?”... FIN.
