Doña Tebaida Tridua saldrá de vacaciones. La ilustre dama reparte su tiempo entre los retiros espirituales y las compras. Pasará algunos días en San Antonio, Texas, ciudad que tiene más moles que Oaxaca. Doña Tebaida es Presidenta Ad Vitam y Pro Tempore -en esto no hay contradicción- de la Pía Sociedad de Sociedades Pías. Su ímproba labor, como la de toda agrupación moralizante, consiste en decir a los demás lo que deben hacer y lo que no; los libros que pueden leer y los que han de apartar de sí cual tósigo letal; las películas que verán sin riesgo para su alma y las que han de censurar con acritud aun sin haberlas visto. Esta labor es ardua; quien la cumple vive en tensión continua, como el arco. Igual que el arquero destensa de vez en cuando su arma, el que vela por la moral social debe también a veces distenderse. Eso hará doña Tebaida en San Antonio, pues nada como el shopping para lograr la distensión. (Decía una señora: "-Cuando me entra la depre mi marido me da dinero para que me compre un vestido". Decía otra: "-A mí cuando me entra la depre mi esposo me lleva de compras a Laredo". Decía una tercera: "-A mí cuando me entra la depre mi marido me dice: 'Ubícate, pendeja'"). Aprovecharé la ausencia de doña Tebaida para contar, el día último de este mes, "El Chiste más Pelado del Año". De tan subido color es dicho cuento que puede hacer ruborizar a un diputado. Esperen ese vitando chascarrillo mis cuatro lectores... Llegó a la tienda el dueño y se alarmó al ver a su vendedor estrella con la ropa toda desgarrada y lleno de heridas y laceraciones. "-¿Qué te pasó?" -inquiere con alarma. Responde el individuo: "-Primero déjeme darle una buena noticia, jefe. ¿Se acuerda usted de aquel traje espantoso que no podíamos vender?". Pregunta el dueño: "-¿Aquel color de rosa con rayas verdes, ancho de hombros, de saco acinturado, con solapa extragrande y pantalón acampanado?". "-Ése -replica el otro-. Lo vendí". "-¿Cómo es posible?" -se sorprende el jefe. "-Se lo vendí a un ciego" -precisa el vendedor. "-Bien -dice el patrón-. No hacemos distinción de persona en nuestras ventas. Pero ¿por qué estás así con la ropa desgarrada y lleno de heridas?". Explica el tipo: "-Después de consumar la venta el perro del ciego me atacó"... Doña Frigidia, ya se sabe, es la mujer más fría del hemisferio occidental. Parece que en el Tibet hay otra igual de gélida, pero el dato no está comprobado cabalmente. Doña Frigidia es tan helada que una vez fue a ver la película "El Pico de Dante" (que Beatriz nunca vió), y el volcán no hizo erupción: se congeló. Hace unos meses don Frustracio, el esposo de doña Frigidia, le pidió el cumplimiento del débito conyugal. "-¡¿Otra vez?!" -exclamó ella escandalizada. "-Pero, mujer -se atrevió don Frustracio a protestar-. La última vez que lo hicimos fue cuando Fernando Valenzuela ponchó a cinco bateadores seguidos en el Juego de Estrellas". (NOTA: Eso sucedió en 1986. Fue entonces cuando un periodista le preguntó a Tom Lasorda, manager de los Dodgers, qué significaba la presencia del mexicano en el equipo. Respondió él: "-Es algo bueno para los Dodgers. Es algo muy bueno para el beisbol. Pero, sobre todo, es algo extraordinariamente bueno para Tom Lasorda"). "-¿Lo hicimos en el 86 y ya quieres otra vez? -clamó doña Frigidia-. ¡Maniático sexual!". Accedió, sin embargo, finalmente a cumplir su deber de esposa. Siguió el ejemplo de la Reina Victoria, que recibía en el lecho al príncipe Alberto, su marido, pero mientras duraba el acto ella se ponía a pensar en Inglaterra. Al día siguiente don Frustracio le contaba a un amigo: "-Hice anoche el amor con tal pasión que por poco despierto a mi mujer"... FIN.