El agente de seguros le dice a la muchacha en evidente estado interesante: "-Perdone, señora: el contrato dice claramente que el seguro cubre accidentes DE automóvil, no accidentes DENTRO del automóvil"... El sacerdote interroga al penitente que se confesaba: "-Y dime, hijo mío: ¿has deseado a la mujer de tu prójimo". "-Sí, padre -reconoce el tipo-. Pero para compensar eso, a la mía no la deseo nada"... La sala de la casa está en penumbra, solitaria. Han salido los papás y los hermanos de la chica, y ella está con su novio. El muchacho enciende una lámpara y comienza a proyectar con las manos sombras chinescas sobre la pared. "-Éste es un conejito -dice-. Éste es un patito. Éste es un caballito...". "-Dime -pregunta aburrida la pizpireta chica-. ¿Eso es todo lo que sabes hacer con las manos?"... Jactancio, individuo fatuo, engreído, pomposo, vano, petulante y fachendoso, se vanagloriaba de su origen. "-Por mis venas -aseguraba con afectación- corre sangre española, francesa, rusa, inglesa, italiana, austríaca y alemana". "-¡Caramba! -se admira alguien-. Se ve que tu mamá viajaba mucho"... El abuelito entró en el cuarto de sus nietos. "-¿Qué quieres ser cuando crezcas, Juanilito?" -le pregunta a uno. El niño, que leía una revista de aviación, responde: "-Piloto aviador, abuelito". "-Y tú, Rosilita -pregunta el señor a su nieta-, ¿qué quieres ser cuando crezcas?". La niña, que leía una revista de salud, contesta: "-Yo quiero ser doctora, abuelo". Se vuelve el señor hacia Pepito y le pregunta: "-Y tú, hijito, ¿qué quieres ser cuando crezcas?". Pepito, que estaba leyendo un "Playboy" responde concentrado: "-Nada, abuelito. Lo único que quiero es ya crecer"... El señor era un poco sordo, de modo que no escuchó que alguien estaba tocando la puerta. Quien tocaba arreció los golpes, y como nadie le abría tocó más fuerte aún, hasta casi derribar la puerta. Entonces sí lo oyó el señor. "-¿Quién es? -pregunta muy enojado-. ¿Qué quiere?". Contesta el que tocaba: "-Vengo a preguntar si está usted empadronado". "-¡Cómo no voy a estarlo -responde furioso el señor-, con tamaños toquidotes!"... Las dos parejas de casados, compadres entre sí, fueron a una feria y por curiosidad entraron en la carpa donde una mujer adivinaba la suerte en la bola de cristal. Después de consultar la esfera les dice la adivinadora: "-Una de ustedes, señoras, se va a sacar la lotería". "-¿Cuál de las dos?" -preguntan ansiosamente ellas. "-No veo muy claro cuál -responde la adivinadora-. La afortunada tiene un lunar en una pompis". "-¡Ah! -exclama uno de los hombres-. ¡Felicidades, comadrita!"... Se casaron los novios y fueron a su luna de miel. La noche de bodas fue una sucesión apasionada de trances amorosos. Los ojos fue lo único que en toda la noche no pegaron los ardientes tórtolos. A las 8 de la mañana, exhausto, le suplica el recién casado a su flamante mujercita: "-¡Déjame, Avidia! ¡No puedo ya seguir!". "-¡Ah, no! -protesta ella-. ¡La tarjetita que está en la puerta dice que la salida es a la una!"... Llegó una chica de generoso busto con el médico y le dijo que le pasaba algo muy extraño: cuando se quitaba el brassiere su busto, en vez de caer, subía, se levantaba, se elevaba, ascendía, iba hacia arriba. Ante el asombrado galeno hizo, en efecto, la demostración. "-¿Cómo ve, doctor? ¿Qué será esto". "-Mire -responde muy intrigado el médico". "-No sé qué sea. Pero es contagioso". FIN.