En la fiesta el atrevido sujeto le dice a la muchacha: "-Vamos a mi departamento”. "-¡Ya mero!” -se burla ella. "-Tomaremos una copa” -ofrece el individuo. "-¡Ya mero!” -repite la chica, desdeñosa. "-Luego haremos el amor” -prosigue el tipo. "-¡Ya mero!” -vuelve a burlarse la muchacha. La madura señorita Himenia Camafría, que paraba oreja a la conversación, va hacia el joven y le dice: "-¡Yo mero!”... El adolescente le pidió dinero a su papá. "-¡Dinero, siempre dinero! -protesta el señor-. ¿No sabes que hay cosas en la vida más importantes que el dinero?”. "-Sí lo sé -responde el muchachillo-. Pero se necesita dinero para llevarlas al cine”... A don Geroncio le dolía una muela. En la silla del odontólogo se resistía abrir la boca para que él pudiera sacársela. A hurtadillas instruyó el doctor a su enfermera. Se acercó ésta por atrás y súbitamente le dio a don Geroncio un tremendo apretón en la parte donde los apretones duelen más. El viejo abrió la boca por el dolor, momento que aprovechó el dentista para hacer su trabajo con rapidez y extraer la muela. "-No dolió tanto, ¿verdad?” -le pregunta-. "-Lo que es la muela no, doctor -responde don Geroncio con lamentosa voz-. Pero tenía la raíz muy honda, y allá abajo sí dolió”... El dueño de la funeraria se resistía a obsequiar un extraño deseo de los clientes que en ese momento lo visitaban "-Lo siento mucho -les dice terminante-. No puedo poner a su difunta amiga en el féretro con las piernas abiertas y las rodillas flexionadas”. "-Pero, entiéndanos, por favor -insiste uno-. Antes de morir Frinesia nos dijo que quería verse en la caja tal como todos sus amigos la recordamos”... Contrariamente a lo que dice el tango la Historia no vuelve a repetirse. Tiene mucha imaginación esa señora, y a cualquier tema le pone infinitas variaciones. Por eso no es posible hacer comparaciones entre un episodio histórico y otro. Sí se puede, en cambio, evocar el pasado a propósito del presente. Raras veces los mexicanos hemos estado unidos y concordes. El día en que el Ejército Trigarante, de Iturbide, hizo su entrada en la Ciudad de México fue uno de esos días. Otro fue el de la expropiación petrolera dictada por el presidente Cárdenas. Pues bien; salvando todas las distancias, y sin hacer comparaciones, ahora la inmensa mayoría de la Nación está unida en torno del Presidente Fox en su lucha contra los líderes del sindicato petrolero. Amenazan a la República esos señores, y ejercen presión sobre ella como arma para lograr la impunidad. La condena contra ellos es unánime: hasta el PRI mismo se opone a sus inmorales tácticas. Ojalá el diálogo con apego a la legalidad evite la colisión de fuerzas y el estallido de un conflicto que ciertamente dañaría al país, pero por encima de todo está la urgencia de fijar nuevos cauces al país, distintos de la pasada corrupción. En esa tarea el Presidente Fox tiene el apoyo de los mexicanos... Morencio y Habitia eran muy metódicos: hacían el amor todas las noches exactamente a las 21:30. Cierto día Morencio enfermó de gripe. El médico recetó penicilina, y después de varias inyecciones todos los virus murieron, menos tres. Comentaban su situación muy alarmados. "-Esa maldita penicilina nos va a matar -dice el primero-. Yo voy a esconderme en el pulmón; quizás ahí no me encuentre”. Dice el segundo: "-Yo me ocultaré en el hígado. A lo mejor no se le ocurre buscarme ahí”. "-Amigos -dice el tercero-. A todos nos va a encontrar. Yo mejor salgo en el tren de las 21:30”... FIN.
