¿Por qué los hombres usamos corbata? Para que si alguien duda de que lo somos nomás siga la flecha... Bustolina Grandchichier quería aprender a tocar la guitarra, pero se lo impedía la mayestática prominencia de su busto, tan opimo y munífico que ni con los brazos extendidos alcanzaba a sostener el instrumento. Tal ansia tenía la muchacha de tocar la guitarra que fue a una clínica de cirugía estética y pidió a la encargada que le redujera el tamaño de su doble atributo. La cirujana, asistida por una anestesista y varias enfermeras, se dispuso a efectuar la operación, pero en ese momento recordó que no había preguntado a la paciente de qué tamaño quería que le dejaran el pectoral encanto. "-Seguramente -opinó una enfermera-, lo quiere del tamaño que les gusta a los hombres”. "-Y ¿qué tamaño es ése?” -pregunta la doctora. Se oyeron entre las presentes varias opiniones. Dijo la cirujana: "-Mejor será preguntarle a un hombre. Llamen a Florencio, el enfermero; él nos dirá de qué tamaño les gusta a los varones el busto femenino”. Trajeron al tal Florencio, y la doctora le explicó el problema: la paciente que estaba anestesiada sobre la mesa de operaciones anhelaba tocar la guitarra, pero se lo impedía el tamaño de su busto. ¿De qué tamaño sugería él que se lo dejaran? Después de ver la parte en cuestión preguntó Florencio: "-¿No podrían mejor alargarle los brazos?”... ¡Qué bonita familia! Esa frase de Pompín Iglesias, magnífico actor y comediante, la podemos repetir los mexicanos con igual espíritu de resignado reproche, y decir: ¡Qué bonito país! No salimos de un pleito y ya entramos en otro. Pendiente aún de solución el llamado Pemexgate, se abre ahora el telón de otro sainete, el de los Amigos de Fox y su probable implicación en delitos electorales. Los artífices del triunfo del Presidente actual son acusados de haber recibido dinero de fuentes extranjeras. La denuncia concreta procede en este caso del PRD. El mismo celo que el Gobierno ha puesto en todo lo relacionado con el escándalo de PEMEX deberá poner en este asunto, que puede devenir en un escándalo mayor... El padre Arsilio y el rabino Maggid eran buenos amigos. En cierta ocasión otro sacerdote invitó al padre Arsilio a ir de pesca: el arroyo cercano hervía en peces. Sin embargo en esa fecha le tocaba al padre Arsilio oír las confesiones de los fieles. ¿Qué hacer? En ese pensamiento estaba cuando llegó su buen amigo, el rabino Maggid. "-Amigo mío -le dice el padre Arsilio-. Vienes como enviado por el Señor. Quiero ir de pesca, pero debo oír las confesiones. ¿Podrías hacerme el gran favor de ocupar mi sitio en el confesionario? No tardaré mucho; a lo más un par de horas”. Vaciló el rabino. "-Vamos, amigo -insiste el padre Arsilio-. Recuerda lo que dijo el sabio rabí Levi Itzjac: ‘Si un hombre realmente ama a Dios, lo mostrará amando a sus criaturas”‘. Movido por ese argumento aceptó el rabino sustituir al padre Arsilio. Éste se fue a pescar, y el rabino entró en el confesionario. La primera en llegar a confesarse fue Pirulina, pizpireta muchacha del lugar. "-Me acuso, padre -dice- de que anoche hice el amor con mi novio”. "-Muy bien -dice el rabino-. De penitencia rezarás 500 avemarías y darás 500 pesos de limosna”. "-Usted debe ser nuevo aquí, padre -replica Pirulina-. Otras veces le he confesado el mismo pecado al padre Arsilio, y él nada más me pide rezar 10 avemarías y dar 10 pesos de limosna”. Contesta el rabino: "-Es que él no sabe lo sabroso que es eso que haces con tu novio”... FIN.
