El encendido y romántico galán le dice con dulce voz a la muchacha: "-Dime, mi vida; dime, mi amor: ¿cuántos hijos me vas a dar cuando nos casemos?". "-Los que quieras -responde la muchacha-. Pero que no sean más de cuatro. Nomás esos tengo". (La bárbara mujer iba a compartir con su marido los frutos de sus pasados gustos, que así dicen en mi tierra cuando una señora se halla embarazada: "Está enferma de gustos pasados")... Un individuo llega a la cantina y dice al tabernero: "-Déme una botella de tequila". El cantinero se la da y el tipo se la bebe -glu glu glu- completa. Al terminar dice el tipo al asombrado cantinero: "-Ahora dame media botella de tequila". Cada vez más asombrado el hombre se la da, y otra vez -glu glu glu- el tipo toma la media botella. "-Ahora -dice con voz estropajosa-, dame un cuarto de botella de tequila". El cantinero se la da y el extraño sujeto se la bebe. "-Ahora -vuelve a pedir el tipo-, dame un octavo de botella de tequila". El cantinero se la da, y el tipo se la toma. "-Oiga, -dice el cantinero ya sin contenerse-. Me parece muy raro su modo de beber". "-A mí también me parece muy raro -responde el ebrio hablando con dificultad-. ¡Mientras menos tomo más -edo me pongo!"... El inconsolable viudo va a la florería a encargar una ofrenda para depositar ante la tumba de su esposa. "-¿Qué inscripción quiere que pongamos en el listón?" -pregunta el dueño de la florería. Y dice el viudo: "-Póngale ‘Descansa en paz’, por los dos lados, y abajo: ‘Nos veremos’". Al día siguiente, en la tumba de la señora había una ofrenda floral con un gran listón que decía: ‘Descansa en paz por los dos lados, y abajo nos veremos’"... Los dirigentes de los partidos políticos no tienen idea de hasta dónde llega ya el descrédito de sus organizaciones. Antes el PRI tenía el monopolio -entre otros muchos- de la suspicacia. Ahora la gente desconfía de todos los partidos por igual, y ve en sus líderes y principales asociados a gente que busca y obtiene medro aprovechando ese magno negocio bien capitalizado en que los partidos políticos se han vuelto. No quedan restos de la ideología que dio a los partidos opositores origen y cimiento. Ningún panista quiere ya PAN de ayer. Si Gómez Morín resucitara no reconocería a su partido al ver la conducta de algunos de sus partidarios. El PRD, por su parte, tiene hoy de izquierdista lo mismo que los del PRI tenían de revolucionarios. Los tres partidos -PRI, PAN, PRD- están convertidos en empresas negociadoras. Su falta de raíces se pone en evidencia cuando partidos que se dirían irreductiblemente opuestos entre sí traban alianzas, y andan a partir un piñón en búsqueda de sus comunes fines, que son mantener sus privilegios. Eso implica la ausencia de todo pensamiento y la práctica de una grosera conveniencia que lleva a los políticos al sacrificio de toda idea -y de todo ideal- con tal de seguir en el poder y disfrutar los beneficios que dimanan de él. Ante esa pobreza de recursos éticos, frente a esa "partidocracia" que a través de negociaciones y cabildeos se impone sobre los ciudadanos, hemos de estar alerta. En un proceso electoral debemos mirar más a las personas y menos a las siglas de los partidos, pues éstos ya no nos dicen nada en cuanto a principios o actitudes. Todos son uno mismo: el partido de la búsqueda del poder y de la administración de la política como fuente de medro personal o de grupo. Y más no digo, porque estoy muy encaboronado... FIN.