Una gringuita fue a Tijuana en busca de placer y diversión. Resbaló en el baño del hotel y se lastimó una pierna. Por teléfono llama a un doctor, y en su imperfecto español le cuenta lo sucedido, y le dice que la pierna le dolía mucho. "-¿Y está cojeando?” -le pregunta el médico. "-¡Oh, no, doctor! -exclama la gringuita-. ¡Con el dolor quién piensa en eso!”... El Hombre Bala del circo le comunicó al director del espectáculo su intención de renunciar. "-¡No me hagas eso, Bertho! -suplica el empresario-. ¿Dónde voy a encontrar a otro hombre de tu calibre?”... Con ceñudo gesto el reverendo Luterio se dirigió a Remisio: "-¿Estás al servicio del Señor?”. "-Sí, pastor” -contesta él. "-Si en verdad estás al servicio del Señor -insiste con severidad el reverendo- ¿por qué nunca te veo en el templo?”. Contesta Remisio bajando la voz: "-Es que estoy en el servicio secreto”... "-No compres ese radio -le recomienda Babalucas a un amigo-. Se oye nomás en la mañana”. "-¿Por qué piensas eso?” -se extraña el amigo. "-¿No ves? -le indica Babalucas-. Ahí lo dice: AM.”... Afrodisio yacía en una cama de hospital, todo cubierto de vendajes. Va a visitarlo su amigo Libidiano. "-¿Qué te sucedió?” -le pregunta. Con feble voz contesta el lacerado: "-¿Te acuerdas de Facilisa, la del 7?”. "-Claro que me acuerdo’ -responde Libidiano. Relata Afrodisio: "-Ayer a las 5 de la tarde estaba yo con ella en su recámara cuando llegó el marido y me dejó así como me ves. Tengo la nariz rota, seis dientes menos y cuatro costillas fracturadas”. "-La cosa pudo haber estado peor” -comenta muy pensativo Libidiano. "-Sólo que me hubiera matado -se irrita Afrodisio-. ¿Por qué dices que la cosa pudo haber estado peor?”. Contesta Libidiano: "-Porque si el marido hubiera llegado una hora antes, esto me habría pasado a mí”... Una hormiguita -hormiguito debería decir, pues era del sexo masculino- acertó a subirse sobre una elefanta, y ya sobre ella le sobrevino un deseo de claro tipo erótico. Lo estaba cumpliendo cuando la elefanta tropezó al caminar y se lastimó una pierna, lo cual la hizo lanzar un quejido. Pregunta la hormiguita -el hormiguito- con tierna preocupación: "-¿Te lastimé, mamacita?"... La Madre Patria fue madre burocrática. Concibieron los españoles -¿ellos fueron?- un invento demoníaco llamado el papel sellado. No se podía dirigir un escrito a la Corona sin hacerlo en hojas selladas que había que comprar. Mientras más complicados y largos eran los trámites, más y más hojas había que comprar, y eso engordaba las arcas reales. Tal es la herencia que cargamos; de ahí que en México no pueda el ciudadano ni siquiera ventosear sin antes cumplir una serie de complicados trámites que sirven sólo para mantener un pesado y lento aparato burocrático que estorba el desarrollo nacional y pone trabas de todo orden a las iniciativas de los particulares. Eso me encaborona mucho y me impide por hoy seguir orientando a la República. Me retiro caminando como Frank Latimore en "Zorro, el Vengador”, cuando en la noche de bodas su novia le pide que se quite la máscara, lo mira bien y luego le dice: "-No, mejor póntela otra vez”... FIN.