Aquella monjita estaba haciendo un crucigrama. Frente a ella la madre superiora se ocupaba en labores de costura. Pregunta la monjita: "-Reverenda madre: ¿cuál es la palabra de cuatro letras, que comienza con ce y acaba con o, que sirve para designar una parte del cuerpo que tenemos atrás?". Sin despegar los ojos de su costura responde la madre superiora: "-Codo". Y dice la monjita: "-¿No tiene un borrador?"... Tres amigos que viajaban juntos sufrieron un accidente de automóvil y pasaron los tres a mejor vida. Llegaron al mismo tiempo al Cielo. "-Podrán entrar los tres -les anuncia San Pedro, el portero celestial-, pero antes les haré una pregunta. De la respuesta que me den dependerá el vehículo que les será proporcionado para transportarse en el Paraíso. La pregunta es ésta: ¿cuántas veces engañaron a sus esposas en el curso de su existencia terrenal?". (Rara manera de plantear la pregunta, pues en el curso de la otra ya no se puede andar en esos menesteres). Responde el primero: "-Jamás engañé a mi esposa. Siempre le fui fiel, hasta en el pensamiento". "-Buen ejemplo, aunque aburrido -dice San Pedro al escuchar aquello-. Tienes derecho a un coche grande". "-Yo -dice el segundo- no pude evitar engañar a mi mujer una tres o cuatro veces". "-Podrás usar coche mediano" -decreta el guardián de las llaves. "-Por mi parte -confiesa el tercero- le fui infiel a mi esposa unas diez veces". "-Te excediste notoriamente -le dice con severidad San Pedro-. En el caso de la mujer, igual que en el del vino, todo exceso es peligroso para la salud. Tienes derecho sólo a un coche compacto, y de los más pequeños". Días después aquél a quien había correspondido el mejor coche, el de mayor tamaño, andaba con cara larga y actitud mohína. "-¿Qué te sucede? -le preguntan sus amigos-. Tu coche fue el más grande, y el mejor". "-Sí -reconoce el señor con hosca voz-. Pero acabo de ver pasar a mi mujer, e iba en patineta". (NOTA: Y jodidona además la patineta. Se la dieron de segunda mano, toda cacarañada y sin pintura ya. Por algo sería)... Cuidado cuando los puritanos se deschongan. Organizan entonces grandísimos desmadres ("Desmadre: De 'madre', terreno por donde corre un río o arroyo. Acción y efecto de desmadrarse, perder las normas, excederse). Tienen ustedes, por ejemplo, el caso de los panistas, cuya raíz fue alguna vez católica y ultramontana. Otrora se escandalizaban con las falditas cortas, y querían que por ley anduvieran las mujeres como aquella que describió López Velarde, con la blusa corrida hasta la oreja y la falda bajada hasta el huesito. Hoy, en cambio, movidos por quién sabe qué intereses -que obviamente no son los de la suave patria- se disponen a proponer que haya casinos de juego en las ciudades fronterizas y en los sitios turísticos de México, como paso primero, de seguro, para que alguna vez los haya también en Chamacuero y Tingüindín. ¡Hágame usted el refabrón cavor! Lo que no hicieron los inmorales priístas se disponen a hacerlo ahora los decentísimos panistas, esos abanderados de la doctrina social cristiana. Vivir para ver, como decía Homero, admiradísimo colega... Un mosquito del campo llegó a una playa de moda donde vivía un primo suyo, mosquito también, que lo llevó a conocer los alrededores. "-Y esto ¿qué es?" -pregunta el visitante. Responde el mosquito: "-Los hombres lo llaman campo nudista. Para nosotros es un McDonald's"... "-Mi marido es imitador -contaba una señora-. Cuando sale de casa se despide imitando a Frank Sinatra, y cuando regresa en la madrugada y le pregunto dónde anduvo imita a Marcel Marceau"... FIN.
