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DE POLÍTICA Y COSAS PEORES

POR ARMANDO CAMORRA

Los monjes benedictinos, ya se sabe, han sido siempre grandes copistas de manuscritos de la antigüedad. Con su paciente trabajo de amanuenses -"paciencia de benedictino" decimos todavía- salvaron preciosas obras de la cultura occidental. Voy a narrar la triste historia de un benedictino que estaba paleografiando el documento original del Concilio de Elvira (año 300 de nuestra era). En ese concilio se impuso el voto de castidad a clérigos y religiosos. De pronto el benedictino exclamó, furioso: "-¡Carajo! ¡Entonces todo se debe a un error de letra!". "-¿Qué le sucede, hermano? -inquieren con alarma los demás benitos-. ¿Qué letra es ésa, o qué equivocación?". "-¡Era ene, no ese!" -clama el copista en airado paroxismo. "-¿A qué se refiere usted?" -insisten los otros monjes, inquietos al verlo poseído por arrebato tal. Contesta el monje: "-El documento original decía: 'En lo que se refiere a mujeres recomendamos mucha cantidad'. ¡CANTIDAD! ¡Y el indejo que hizo las copias puso ese en vez de ene!"... Al entrar don Algón en el archivo sorprendió a su secretaria Susiflor en más que estrecho abrazo con el tenedor de libros. Y bien que picaba éste, al fin tenedor. "-¿Qué están haciendo?" -preguntó don Algón. Con eso automáticamente rompió el récord de La Pregunta más Idiota de la Historia. El récord anterior lo tenía el hombre que preguntó a la esposa de Lincoln, asesinado cuando asistía a una función teatral: "-Y dejando a un lado el lamentable incidente, Mrs. Lincoln, ¿qué le pareció la obra?". Volvió a inquirir don Algón, molesto por la interrupción del comentario anterior: "-¿Qué están haciendo?". Explica Susiflor sin suspender un punto su tarea: "-Es la hora del café, y ni a él ni a mí nos gusta el café"... En tratándose de los recursos que la Federación destina a los Estados el Presidente sigue siendo el príncipe y los gobernadores siguen siendo los mendigos. En los regímenes priistas el dinero era instrumento que servía para tener bajo control a los gobernadores. Éstos debían pedir como limosna lo que buenamente el Primer Magistrado de la Nación les quería dar. En nada ha cambiado eso, si bien ahora la voluntad presidencial se ve acotada por el poder, al parecer omnímodo, del secretario de Hacienda. Es necesario entonces emprender una reforma radical que sirva para fincar nuevas relaciones entre los Estados y la Federación a la luz de los cambios democráticos que el tiempo y la circunstancia de México reclaman. Yo no soy tiempo ni circunstancia de México, por eso no reclamo nada, pero alcanzo a entender que hoy por hoy el federalismo mexicano es una ficción, pura entelequia, cosa irreal, por no decir mentira. Mientras siga existiendo el irritante centralismo en que aún vivimos no habrá verdadera soberanía de los estados que forman la República, y llamar a cualquiera de ellos "libre y soberano" será farsa risible. ¡Ja ja ja ja ja ja!.. Le pregunta el hacendado a Babalucas: "-¿Le pusiste la silla al caballo?". "-Sí -contesta el badulaque-, pero no se quiere sentar"... Pepito y su mamá hacían fila para pagar en una de las cajas del super. Delante de ellos iba una señora grande y gorda dueña de tremebundo nalgatorio. Pepito no quitaba la vista del formidable trasero de la dama. La mamá de Pepito llevaba el alma en un hilo por el temor de que el pequeño hiciera algún comentario que pudiera oír la tocinona. Pero Pepito no decía nada. De pronto, sin embargo, empezó a sonar el beeper de la mujer. Y dice Pepito con alarma: "-¡Cuidado, mami! ¡Viene de reversa!"... FIN.

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