Pipo Lanarts, crítico de arte, se encuentra desolado. Su tristeza se debe a la desaparición de la XELA según la conoció. Esa estación de radio de la Ciudad de México trasmitió durante varias décadas música clásica. Yo la escuchaba; mis años de estudiante se enriquecieron con la noble labor de esa emisora. De jovencito fui locutor de radio. Tuve un programa, también de música clásica, en mi natal Saltillo, y soñaba con poner algún día mi propia estación de radio. Cuando fui a México y conocí la XELA imaginé mi difusora con las mismas cualidades de esa benemérita estación. Casi medio siglo después se realizó mi sueño; a cambio de tantos dones que de Saltillo y de su gente he recibido le regalé a mi ciudad una estación de radio cultural que trasmite, las 24 horas de cada día, "lo más popular de la música clásica y lo más clásico de la música popular". Seis años ya vamos a cumplir en la tarea de poner "En el aire, música que no se lleva el viento". Hasta donde sé, nuestra estación es la única emisora cultural en el país creada y sostenida por un ciudadano particular con el apoyo de la comunidad a la que sirve. Y ¿saben mis cuatro lectores cuáles son las siglas de Radio Concierto? XH-ALA. Ese alado nombre lleva la L y la A de aquella estación de radio que llenó con su buena música mi juventud. Así quise rendirle un homenaje personal e íntimo. Ahora me pregunto, desolado, si Radio Concierto -ese sueño que a veces me quita el sueño, según dice mi señora- correrá alguna vez la misma suerte que la XELA; si tendremos que renunciar un día a compartir con nuestro prójimo la belleza de la música que ennoblece la vida de los hombres. Permítaseme una digresión. Joaquín Rodríguez "Cagancho" fue un famosísimo torero. El apodo le vino porque de muchachillo vendía ganchos para ropa, y los pregonaba en la calle con un grito: "¡A real ca' gancho!". Una vez el torero vio a unos monjes trapenses, y alguien le dijo que hacían voto perpetuo de silencio. Entonces pronunció Cagancho una de las más sabias frases que este planeta ha oído. Dijo con su acento agitanado: "-No cabe duda: hay gente pa' tó". Es cierto: hay gente para todo. Debe por tanto haber música para todos, y música de todas clases. La buena música es buena música, sea cual fuere su género o su estilo. Pero la música que llamamos "clásica" es eterna. Postuló don Alfonso Reyes: "Clásico es lo que sin ser actual es actual". La música clásica es intemporal; nos habla con su voz de siglos. No podemos renunciar a ella; luchar por difundirla es librar un buen combate. Por eso Pipo Lanarts, crítico de arte -y yo con él, y muchos- se duele de la pérdida de esa emisora que prestigiaba a la radio de México y que tanto bien hizo a varias generaciones de agradecidos radioescuchas... Le preguntó alguien a la hija de Babalucas: "-¿Cómo te llamas?". "-Cristal I. Beipé" -responde la pequeña. "-Cristal el nombre y Beipé el apellido -anota el que preguntaba-. Pero ¿qué significa la I?". "-Industrial" -responde la niña. "-¿Te llamas Cristal Industrial?" -se asombra el otro. "-Sí -responde la chiquilla-. Mi papá no sabía qué nombre ponerme. Escribió varios nombres en sendos papelitos (qué bien habla la hija de Babalucas) y los puso en el florero de la sala para sacar uno al azar. Sacó la etiqueta del florero"... En la Plaza Garibaldi un mariachi le dice al visitante: "-¿Nos permite tocarle a su señora 'La Rondalla'?". Responde hecho una furia el individuo: "-¡Tú que le tocas la rondalla y yo que te parto la mádere!"... (Lo que el sujeto creía región anatómica es una hermosa canción de Alfonso Esparza Oteo, compositor aguascalentense (1894-1950)... FIN.
