De veinte minutos nada más disponía sir Winston Churchill para llegar a la BBC de Londres y trasmitir su mensaje semanal a la nación. Eran los tiempos de la Segunda Guerra, y los ingleses aguardaban con ansiedad el programa de sir Winston, pues de sus palabras sacaban la fortaleza y esperanza que los sostuvieron en esos años de dificultad. Vio Churchill un taxi y fue a abordarlo. "-Lo siento -le dice el conductor-. Ahora no estoy en servicio. Voy a mi casa a oír el mensaje de mister Churchill". Se emocionó sir Winston al escuchar aquellas palabras; sacó de su cartera un billete de 5 libras y lo entregó al taxista a modo de regalo. Observa el billete el hombre y dice al tiempo que abría la puerta de su vehículo: "-Por este dinero, vamos. ¡Que se joda mister Churchill!"... Cierta o falsa, la anécdota ilustra la actitud del ciudadano común ante los mensajes de los hombres públicos: no hay quien los oiga si oírlos representa inconveniente, a menos que se espere algún pronunciamiento de importancia. Ninguno se esperaba en ocasión del segundo informe del Presidente Fox. Eso de que uno de cada tres mexicanos lo escuchó me parece increíble desmesura. Los informes presidenciales, igual que los consejos no pedidos, tienen poco auditorio. En el caso concreto de este informe de Fox ¿qué se puede decir de aquello donde nada se dijo? La crónica debe limitarse a reseñar la pedestre actitud de un Congreso que aún no aprende a serlo, cuyo gigantismo es causa de irresponsable anonimato y de mediocridad. Dos poderosos motivos hacen que muchos de los supuestos representantes acudan a sus respectivas Cámaras: el día 15 y el día último. Lo demás es grilla, la más baja especie de la politiquería: actuar según la dirección por donde sople el viento e ir por donde manda la voz del rabadán. Los pueblos tienen los Gobiernos que se merecen, y Congresos peores que los que se merecen. Por lo que hace al Presidente Fox hay que decir que no tiene la menor idea de lo que debe a la República. Abandonar el territorio nacional unas horas después de haber presentado su informe, sin esperar a conocer las opiniones acerca de su gestión, es evidente falta de respeto a la ciudadanía y prueba de dejadez y de apatía en el desempeño de su cargo. Parece que se le quemaban las habas a don Vicente por irse de inmediato para no escuchar el coro de críticas que de seguro esperaba. Así las cosas, no incurrirá en osadía quien proponga la desaparición de ese acto inútil, el del informe presidencial, que ha servido sólo para la exhibición de nuestro subdesarrollo político, ayer por exceso de Presidente y anulación absoluta del Poder Legislativo, hoy por deficiencia en el titular del Ejecutivo y desconocimiento de sus deberes y funciones por parte del Congreso... Tres parejas que viajaban juntas llegaron por la noche a un hotel. Había sólo dos cuartos disponibles, con una cama nada más cada uno. Acordaron entonces que las tres esposas dormirían en una habitación y los tres maridos en la otra. A eso de la madrugada, en el cuarto de los hombres, el que dormía enmedio empezó a tratar de salir de la cama. "-¿A dónde vas? -le pregunta uno de los otros dos. "-A buscar a mi mujer -responde el tipo-. He despertado al sentir una tumefacción que hacía mucho tiempo no tenía. Debo aprovechar esto". "-¿Quieres que vaya contigo?" -le pregunta el otro. Responde con enojo el individuo: "-¿Para qué voy a querer que vayas conmigo?". Explica el amigo: "-Es que la tumefacción que tienes en la mano es mía"... (No le entendí)... FIN.